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La gestión del talento ya no es una prioridad para los directivos

Con miles de trabajos siendo recortados en todo el mundo, parece natural que muchos trabajadores se sientan inseguros. Aunque es comprensible que los directivos se centren en permanecer a flote, éstos también deben poner su energía en la gestión del talento y en el desarrollo profesional de sus trabajadores.

Un estudio de la consultora británica Personnel Decisions International ha puesto de manifiesto que, precisamente, esta habilidad directiva ya no es una prioridad. Las presiones financieras y la necesidad de recortar gastos son ahora la prioridad número uno de los directivos. Además, les preocupa el rápido declinar de sus mercados.

La gestión del talento, que hace sólo tres años era su máxima prioridad, ha caído ahora al final de la lista.

De hecho, la encuesta hecha entre líderes de 500 organizaciones entre diciembre y enero muestra que sólo el 5% reconoce que “la pérdida de líderes en áreas clave o el poco talento para adaptarse rápidamente al cambio” es su principal reto.

“Las organizaciones deberían preguntarse: ¿Queremos seguir en el mercado después de que acabe la crisis?”, comenta Simon Callow, de PDI, en declaraciones de Management-Issues . “Si la respuesta a “sí”, deben centrarse en los líderes que pueden guiarlas a través de estos tiempos turbulentos”.

Pensar en otras cosas
Parece que durante la recesión los directivos se ven abocados a pensar en otras cosas. Eso indica otro estudio de Robert Half International, en el que han identificado algunos de los errores más comunes de los directivos en una economía incierta.

El primer error, dice esta firma, es pensar que los trabajadores son incapaces de asumir o gestionar la verdad, luego se es opaco. La idea es, sin embargo, la contraria. Es decir, hay que empezar a tratarles con socios del negocio.

Es muy importante hablar abiertamente sobre los efectos de la crisis en la empresa y asegurarles que les vamos a ayudar a tener cierto sentimiento de control respecto a la situación.

Otra tendencia muy extendida es la de hacer sentir a la gente que son muy afortunados sólo por tener un puesto de trabajo. Puede ser verdad que muchos empleados lo sientan, pero los directivos no deben ignorar que no dejan de sentir el deseo de reconocimiento y de apoyo para su carrera.

En particular, los mejores necesitan frecuentemente más atención durante las crisis. No sólo porque su contribución es crítica, sino porque son siempre un objetivo atractivo para la competencia.

Al igual que ocultan información, los directivos tienden a no pedir a los trabajadores su participación en temas tan importantes como es el de la atención al cliente. Es importante, dice este estudio, pedir a los empleados que piensen en qué cosas pueden hacer para ayudar a conseguir los objetivos del negocio, pero sin sacrificar la productividad.

Misión imposible
Cuando sea apropiado, es una buena idea involucrarles en los esfuerzos para generar nuevos negocios. Esto puede significar expandir nuestras relaciones con clientes actuales e identificar o persuadir a otros nuevos.

Los despidos o la congelación de presupuestos pueden hacer que una persona tenga que hacer el trabajo de dos. En este caso, no hay que hacerle trabajar en “misiones imposibles”, sino ayudarle a identificar los proyectos críticos.

Contratar profesionales temporalmente o dejar ciertos proyectos a un lado evitará que los empleados se sientan superados por la situación.

Las situaciones obligan. Precisamente por eso, los directivos en los puestos más altos tienen que cambiar sus prioridades. Por ejemplo, la atención al cliente es más importante ahora que nunca. ¿Están haciendo lo suficiente para que los trabajadores de la “primera línea” tengan la actitud adecuada y transmitan el mensaje exacto?”.

Esperar a probar cosas nuevas. Este es otro de los errores más usuales. Si tenemos un nuevo servicio o un nicho de mercado al que atacar, ¿por qué esperar? Siempre calculando los riesgos, se puede iniciar un nuevo flujo de ingresos, dice Robert Half International.