Inicio Empresas y Negocios La salud del CEO, un asunto que puede exceder el ámbito privado

La salud del CEO, un asunto que puede exceder el ámbito privado

SANTIAGO DE CHILE (El Mercurio, GDA).- Si el nuevo iPhone ha sido uno de los temas favoritos entre los tecnológicos del mundo, la salud de Steve Jobs ha sido una de las preocupaciones más extendidas entre los inversionistas del mundo. Hace un par de semanas, en la presentación del nuevo equipo, se vio al presidente y creador de la compañía “de la manzana” más flaco que otras veces y los medios no tardaron en reaccionar, mostraron fotos de él antiguas, e hicieron notar las diferencias.

El tema no es menor porque muchos de los que invierten en las acciones de Apple lo hacen en Steve Jobs más que en la compañía. Por eso, algunos creen que su salud no es un tema privado, sino un material importante a la hora de invertir.

Un caso paradigmático fue el de los CEO de McDonald s en 2004. James Cantalupo dirigía la compañía hacía años cuando el 19 de abril en una convención de la empresa, en Florida, murió repentinamente de un ataque al corazón y fue sucedido rápidamente por Charlie Bell, de 44 años, que había trabajado junto a él durante un buen tiempo. Tan rápida fue la sucesión que la acción apenas bajó de US$ 57 a US$ 56 y se recuperó antes de terminar la semana. Pero nuevamente llegaron los problemas y apenas dos semanas después, el 3 de mayo, a Bell le encontraron cáncer colorrectal, lo que fue informado al mercado el 6 de mayo, e influyó nuevamente, aunque de manera leve en la Bolsa.

Bell se mantuvo en el cargo hasta noviembre de 2004, cuando se retiró para tratarse su enfermedad. Ese día las acciones subieron medio dólar. Bell murió a los pocos meses en su natal Australia, hasta donde fue trasladado en un avión médico pagado por la compañía. Al nuevo CEO de esta empresa de comida rápida, James A. Skinner, la pregunta más importante que le hizo el directorio antes de nombrarlo fue: ¿cómo está su salud? Por suerte, él se había sometido a un chequeo general un par de semanas antes.

En junio de 1991, en las oficinas de Gillette en Boston murió de un infarto al corazón su máximo ejecutivo y presidente desde la década del 70, Colman Mockler. El mercado fue sorprendido por este hecho, pero lo que más llamó la atención fue que la sucesión tardó más de un mes en concretarse, a pesar de que Mockler había anunciado que se retiraría a fines de ese año. La compañía no estaba en la Bolsa, por lo que no se pueden medir las reacciones del mercado.

Un tercer caso es el de Coca Cola, cuando a su carismático presidente cubano, Roberto Goizueta, le diagnosticaron cáncer de pulmón en septiembre de 1997. Fumador de puros empedernido, murió menos de dos meses después en el hospital de Atlanta, semanas antes de cumplir 66 años. Presidente y director, trabajó hasta el último día desde la clínica, a pesar de ser sometido a tratamientos de radiación y quimioterapia. Diez días antes de su muerte, las acciones de Coca Cola se transaban a un precio promedio de US$ 60 y en las dos semanas que siguieron a su deceso el precio medio fue de US$ 57,33.

“No hay ninguna norma específica en Estados Unidos que obligue a las compañías a entregar información sobre la salud de ninguno de sus ejecutivos, salvo cuando la empresa esté vendiendo o comprando acciones para sí. Ahí, esa información podría ser considerada material, aun cuando no haya un requerimiento especial y debería ser entregada”, explica J. Allen Miller, experto en mercado de valores de Nueva York.

Qué dice la legislación
Pero las cosas se complican un poco más cuando la compañía entrega esa información, requerida o no, al mercado. “La empresa tiene que hacer un update de la información, en lo que llamamos permitir que la película siga corriendo “, afirma Miller. Explica que no era necesario decir algo, pero que una vez que lo hacen se meten en nuevas obligaciones, y por eso quizás el mundo se sentará a mirar qué pasa con la salud de Jobs.

En Chile no hay normas expresas sobre este tema y se considera informable a través de hecho esencial cualquier cosa que un inversionista consideraría relevante a la hora de invertir. Donde no hay dudas es en que hay que avisar los cambios en la administración, cualquiera sea la razón. “La SVS entrega los procedimientos y da ejemplos, pero la decisión final de qué y cuándo lo informa lo deja en manos de la administración. A ellos les corresponde estimar si la enfermedad del CEO es importante para el inversionista”, explica Pablo Guerrero, abogado socio del Estudio Barros y Errázuriz.

En octubre de 2003, a Steve Jobs, vegetariano y budista, le diagnosticaron cáncer de páncreas en un examen médico de rutina. Esta enfermedad, comúnmente conocida como una sentencia de muerte, fue un duro impacto para el ejecutivo, que en un principio se negó a operarse y optó por tratamientos alternativos con dietas ante el estupor del resto del directorio.

Al final, decidió operarse y fue recién ahí cuando lograron extirparle el tumor en julio de 2004 y el procedimiento logró doblarles la mano a las proyecciones médicas. Ese mismo día la compañía se lo comunicó al mundo y habló por primera vez de la enfermedad de su líder. A través de un e-mail interno entregado luego a la prensa, Jobs dijo que después de enfrentar una enfermedad casi mortal estaba curado y que volvería a sus labores en septiembre.

Las noticias ya resueltas influyeron, y la acción bajó sólo 2,5% al día siguiente. Pero ahora las cosas son un poco distintas, y ante los rumores del mercado de que Jobs podría estar nuevamente enfermo de cáncer, la compañía habló en forma casi inmediata y respondió a los rumores. Según ellos, se trata sólo de problemas menores relacionados con la nutrición, nada grave. Lo que venga está por verse.