Inicio Empresas y Negocios La venta de autos gasoleros cayó 50%

La venta de autos gasoleros cayó 50%

Muy lejos de lo que ocurrió en la década de los ´90, la diferencia entre el costo de un litro de gasoil y uno de nafta ya no es la misma. Hoy, puede superar los 70 centavos, con un piso de 38 centavos según la marca y un promedio de 50 centavos.

Es que el litro de gasoil cuesta entre 1,76 y 1,99 (según la estación y la localidad), mientras que el litro de nafta premium cuesta entre 2,289 y 2,499 pesos.

Mientras tanto, para comprar un auto cero kilómetro es necesario desembolsar, para un diésel, entre tres mil y 8.700 pesos más que para un naftero con idéntico equipamiento.

Si bien la mayor inversión se “recupera” con la reventa de la unidad, hoy la más que importante diferencia de precio entre unidades gasoleras y nafteras y el largo plazo de amortización inclina al mercado hacia las versiones nafteras que, además, en la actualidad muestran un óptimo nivel de consumo.

Con todo, las concesionarias locales aseguran que las ventas de autos diésel muestran una retracción de entre 30 y hasta el 50 por ciento respecto de un año atrás.

“Aunque es incipiente, se nota la merma en la demanda de autos gasoleros. Hasta no hace mucho, de cada 10 autos que se vendían seis o siete eran diésel. Hoy son tres o cuatro unidades”, asegura Osvaldo Vicente, gerente general de la concesionaria Mediterráneo, que comercializa la marca Renault.

En este caso, un Clio con dirección y aire cuesta de lista 40 mil pesos y 48 mil en el caso de la versión diésel.

Más caros
Para algunos referentes de la actividad, esta diferencia de costos incide más que el aumento del gasoil. Así lo afirmó Eduardo Manrique, gerente general de AutoHaus. “Hace un año, cuatro de cada 10 autos que se vendían eran gasoleros, hoy son dos de cada 10”, señala el ejecutivo.

La marca Volkswagen, que comercializa la concesionaria, tiene versiones diésel en todos los modelos, excepto el Fox y el Suran, cuya versión diésel se programa para el año entrante.

A modo de ejemplo, Manrique señala que el modelo Gol -el más vendido del país, cuesta 31.700 pesos en su versión Power y, su equivalente diésel, hasta el viernes- costaba 40.400 pesos, es decir, una diferencia de 8.700 pesos, o sea, 27,4 por ciento más.

En el caso de Fiat, por caso, un Siena HLX 1.8 cuesta 42.500 pesos en su versión nafta y trepa a 47.500 pesos para los equipados con motor gasolero.

“El año pasado, 40 por ciento de las ventas era de autos gasoleros; hoy ronda el 20 ó 30 por ciento”, señala Javier Cid, gerente general de Italcar.

Sin embargo, el directivo añade una particularidad a este comportamiento. “Si bien en la ciudad se ve la retracción, en el interior no pasa lo mismo: el mercado sigue siendo más fiel al gasolero”, señala.

“Se resintió un poco la venta de los diésel”, asegura Walter Filoni, presidente de Chexa, que comercializa las marcas Chevrolet y Suzuki. En este caso, la oferta también es limitada, ya que estas marcas tienen pocas versiones diésel, tal el caso de las Chevrolet Zafira, Meriva y los utilitarios.

Alta gama, a gasoil
Remo Aluffi, gerente de ventas de Aupesa, suma otro fenómeno en el mercado gasolero: la retracción se da más en las gamas medias y bajas que en las altas. “En el caso de los vehículos de alta gama, se nota una preferencia por el diésel, más allá de la diferencia de precio”, afirma.

El 407 naftero arranca en los 104.875 pesos, mientras que el HDI trepa a los 115 mil pesos, es decir, una diferencia de 10.125 pesos. Sin embargo, este margen se achica en el caso de los modelos medianos. Un 206 premium (el más vendido, según Aluffi) cuesta 45.500 pesos para el naftero y 48.300, para el diésel. La diferencia es de 2.800 pesos.

Felipe Seia, gerente de marketing de Mundo Maipú, realiza el mismo diagnóstico en el caso de los modelos de alta gama.

Sin embargo, para los segmentos más bajos reconoce un pase del diésel al naftero “fundamentalmente porque la mayoría de los diésel viene de Brasil, con motor europeo, lo que los encarece. Cambió la ecuación económica”. Pero el mercado da para todo. Es así que Sebastián Parra, de Parra Automotores, que comercializa la marca Citroën, no experimentó un variante importante. “Por ahora, la diferencia en el precio del combustible no define la decisión de compra”, asegura.