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Las automotrices locales hacen “crac” y se complica el nivel de empleo y producción

General Motors (GM) y el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) llegaron a un principio de acuerdo que prevé reducir el salario de los trabajadores para poder mantenerlos en la planta.

La empresa habría acordado garantizar el trabajo a los empleados efectivos hasta diciembre del año próximo, por lo cual dejaría sin efecto los 435 despidos de octubre pasado.

El secretario general del SMATA Rosario, Marcelo Barros, adelantó el miércoles que “podría cerrarse el acuerdo” con la automotriz General Motors, que pondría fin a un conflicto iniciado hace más de un mes con el despido de 435 trabajadores de la planta de la localidad santafesina de Alvear.

“La empresa aseguró los puestos de trabajo hasta diciembre de 2009 para todo el personal efectivo”, señaló Barros a la agencia DyN, para agregar que “en esta situación está excluidos el personal contratado en estos últimos seis meses”.

En una reunión realizada en la Delegación Rosario del Ministerio de Trabajo provincial, Smata y GM llegaron a un principio de acuerdo, acordándose continuar este jueves las conversaciones para buscar una solución definitiva, según informaron fuentes gremiales.

La reunión contó con la participación de la viceministra del área, Alicia Ciciliani, directivos de la empresa, Barros y el secretario gremial, Gabriel Bianucci.

“Ahora la discusión está centrada en que los directivos quieren que 160 trabajadores sean alcanzados con suspensiones que arrancan cobrando un 80% del sueldo y en diciembre terminan con un 40%”, informó Barros.

El gremialista agregó que desde Smata se propuso que las suspensiones sean para todos los trabajadores. “Somos optimistas y esperamos llegar a un acuerdo mañana, fecha en que vence la conciliación obligatoria dispuesta por el gobierno provincial”, aseguró.

Las suspensiones, reducción de horarios y el adelanto de vacaciones en la industria automotriz alcanzan ya a 11.974 trabajadores, según datos del Ministerio de Trabajo. Las plantas afectadas son las de Renault, Volkswagen e Iveco, en Córdoba, y las de Mercedes Benz y Peugeot, en Buenos Aires.

Situación
Uno de los sectores más afectados en estos días por la crisis global es el automotor. Luego de haber sido durante los últimos años el motor del vigoroso crecimiento industrial posterior a la crisis de 2002, en 2007 la actividad registró un récord histórico de producción, con 544.600 unidades, la mayor cifra desde 1959, cuando las automotrices se instalaron en la Argentina.

Pero la crisis global vino a dar por tierra con las estimaciones del sector, que en enero pasado pronosticaban un crecimiento continuo hasta alcanzar en 2010 una producción de 750.000 unidades.

“Se frenaron totalmente las ventas a Brasil y a México, nuestros dos principales mercados externos, y para nosotros la exportación es un 27% de las ventas”, dijo una fuente de la francesa Renault, cuya fábrica está ubicada en la localidad de Santa Isabel, en la provincia de Córdoba.

Renault, que cuenta con unos 1.400 empleados, anunció el viernes la suspensión de mil operarios por diez días, luego de haber rescindido unos 350 contratos transitorios semanas atrás.

Las automotrices Volkswagen, que exporta un 95% de sus productos, e Iveco, del grupo Fiat, en Córdoba, también anunciaron suspensiones o adelanto de vacaciones, lo que es imitado por autopartistas.

Peugeot
En la provincia de Buenos Aires, Peugeot aplicó recortes de horarios a sus 4.000 operarios, mientras que en Mercedes Benz, con unos 2.000 trabajadores, hay suspensiones rotativas.

El presidente de Fiat Argentina, Cristiano Ratazzi, indicó hace pocos días que el problema que afecta a la industria automotriz “es una cuestión mundial, no solo de Argentina”, y se mostró confiado en que “Brasil se recupere más rápido que otros países”, lo cual favorecerá a la industria local fuertemente dependiente de las exportaciones al principal socio del Mercosur.

“La industria automotriz mundial tiene un problema”, señaló Ratazzi, al tiempo que precisó que “si uno mira la situación de las empresas norteamericanas, el mercado está por debajo de 20 ó 30 por ciento desde hace muchos meses; y en Europa, el mercado italiano está 20 por ciento abajo, y el español, 40% abajo”.

En tanto, Leonardo Almada, secretario de prensa del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), que nuclea a los trabajadores de la industria automotriz, advirtió que “la situación es bastante complicada”. “La crisis está instalada”, concluyó.

Mundo
Lo que sucede en la Argentina no hace más que darle un tono local a un crac de características mundial. En ese contexto, el mercado automotor estadounidense aparece a primera vista como el más afectado.

El miércoles de esta semana los ejecutivos de las automotrices norteamericanas advirtieron al Congreso que el sector está al borde del colapso, al solicitar un paquete de ayuda de u$s25.000 millones pese a la oposición política a otro salvamento multimillonario.

Las audiencias parlamentarias se produjeron en momentos en que funcionarios y empresarios en todo el mundo deciden si destinan dinero de los contribuyentes a salvar la industria automotriz, y en el caso de hacerlo de qué manera implementan el rescate.

Rick Wagoner, jefe de General Motors (GM), expresó sin rodeos ante el comité bancario del Senado por qué los ejecutivos del sector estaban allí. “Esto es acerca de algo más que sólo Detroit (…) se trata de salvar a la economía de los Estados Unidos de un colapso catastrófico”, dijo Wagoner en su testimonio.

Las audiencias se produjeron un día después de que senadores demócratas propusieran un rescate de la industria automotriz con u$s25.000 millones en préstamos.

La debilitada economía y la crisis global de crédito empujaron al Gobierno de los Estados Unidos a rescatar varias compañías, entre ellas la aseguradora American International Group, el banco de inversión Bear Stearns, y los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac.

Wagoner se presentó el martes para dar testimonio en el Congreso junto a Robert Nardelli -jefe de Chrysler-, Alan Mulally -presidente ejecutivo de Ford Motor-, Ron Gettelfinger -titular del Sindicato Unido de Trabajadores de la Industria automotriz-, la senadora por Michigan Debbie Stabenow, y el economista Peter Morici. Por primera vez, los presidentes ejecutivos de las compañías confirmaron cuánto estaban pidiendo al Gobierno.

Búsqueda
General Motors busca entre u$s10.000 millones y u$s12.000 millones, Ford casi u$s8.000 millones, y Chrysler u$s7.000 millones. “Si bien las automotrices locales han cometido errores en el pasado, los problemas actuales han sido exacerbados por uno de los peores entornos económicos en casi tres décadas”, dijo Mulally.

Cerca del cuatro por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de EE.UU. se atribuye al segmento automotriz, que además conforma el 10% del valor de la producción industrial y emplea a uno de cada diez trabajadores en este país.

Según fuentes del sector, el colapso de dos de los tres fabricantes significaría la pérdida de unos 2.5 millones de empleos, incluyendo a 240.000 trabajadores de las líneas de ensamblaje, 800.000 del sector de abastecedores y 1.4 millones más que dependen de la industria.