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Las mujeres adultas y la anorexia

Gracias al “mandato social” de verse siempre jóvenes y hermosas, muchas mujeres de 40 o más años pueden caer en trastornos de alimentación como la anorexia y la bulimia.

Cabe señalar que, frecuentemente, estas enfermedades se presentan como una recaída de quienes las padecieron durante su adolescencia o su juventud. Pero hace 2 o 3 décadas estas patologías no se distinguían como “enfermedad”, y muchas veces no resultaba fácil obtener un diagnóstico. En muchos casos, incluso, los médicos opinaban que era un trastorno que sería superado por si mismo luego de la adolescencia.

Pero si bien estos cuadros en general comienzan en la adolescencia, hay casos de mujeres maduras que inician sus desordenes alimentarios en la adultez. A veces esto se debe a una crisis personal, como en el caso de quienes se divorcian, donde la mujer inconscientemente quiere recuperar el “tiempo perdido” y volver a la adolescencia, intentando tener la figura del pasado. Otros momentos que pueden desatar la enfermedad en la adultez femenina son el “síndrome del nido vacio” (es decir, el crecimiento y la independencia de los hijos), o la pérdida de un ser querido, por ejemplo.

También se dan anorexia y bulimia en el caso de mujeres en la edad madura que resultan afectadas por algún tipo de afección en el páncreas o la glándula tiroides, enfermedades crónicas no mortales y metabólicas, como problemas con el páncreas y la tiroides. Además, aunque pasada cierta edad al cuerpo no le favorece una delgadez extrema, hay quienes hacen dietas en forma crónica, y viven preocupadas por el peso y la figura, lo que las lleva a realizar ejercicios excesivos y dieta estricta.

¿Qué puede llevar a una mujer adulta a incurrir en un trastorno de alimentación? Entre las razones está la exigencia cumplir eficientemente todos los roles que hoy la sociedad asigna a las mujeres; ser eficientes amas de casa, buenas madres y parejas, tener éxito en el área laboral, y mantener la buena presencia a cualquier costo. Este nivel de exigencia lleva a que muchas mujeres vivan pendientes de lo que deben ser, más que de lo que desean, poniendo por delante la imagen del éxito que esperan sostener a expensas de su propia salud.

A diferencia de las adolescentes, las mujeres de más de 40 años que padecen bulimia y/o anorexia encaran el problema en forma autónoma, asumiendo la enfermedad y su recuperación, pero aún así , resulta imprescindible tener el apoyo de sus familias para encarar cualquier tratamiento.

Y todo el proceso puede obtener mejores resultados si tanto la paciente como el médico trabajan sobre las causas de la enfermedad y no sobre las consecuencias. Para esto es fundamental elegir a un profesional idóneo, y concurrir a grupos de autoayuda, para tener un marco de comprensión y contención entre pares.