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Las mujeres trabaja más por necesidad que por un cambio cultural

En la Argentina, la mayoría de las mujeres trabaja más por necesidad que por un cambio cultural, según se desprende de un informe elaborado por el Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).

No parece un tema menor a la luz de la creciente injerencia de la población femenina en el mercado laboral mundial y del aumento de la legislación y acciones gubernamentales tendientes a asegurar un rol destacado en la vida pública.

Esa incursión ha contribuido en muchos países de manera significativa al incremento de la generación de riqueza y con ello al estándar de vida del promedio de los hogares. No obstante, en el caso local las escasas estadísticas oficiales muestran que el fenómeno ha sido espasmódico.

Del análisis realizado por la UCES se desprende que en el último año en que la actividad económica ingresó en una transitoria faz recesiva la dinámica de la fracción femenina de la fuerza de trabajo permitió neutralizar la menor oferta de varones. No obstante, en el último lustro pudo percibirse una reducción en el porcentaje de la población de ese segmento que concurrió al mercado laboral.

Según destaca el trabajo del instituto, después de haber alcanzado un singular impulso la tasa de participación de la mujer entre 2001 y 2004, acompañando la tendencia del resto del mundo, la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC dio cuenta de un sorprendente quiebre de ese movimiento a partir de 2007, tras dos años de oscilación entre 49,7 y 48,1% de la población de ese género.

El fenómeno se revirtió en el relevamiento correspondiente al segundo trimestre de 2009, en comparación con similar tramo del año anterior. Sin embargo, ese punto de giro no resulta suficiente para poder afirmar que se está frente a un cambio de rumbo.

Más allá de las situaciones de emergencia económica que llevaron a condiciones críticas en el mercado de trabajo en las que muchas “amas de casa” se vieron forzadas a delegar la crianza de sus hijos en busca de una tarea remunerada, para cubrir los baches financieros en las cuentas de la familia, la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC muestra que esa franja de la población local que es levemente superior a la de los varones no acusa una tendencia creciente en la tasa de participación, que converja con la que exhiben los varones.

De ahí que salvo el impulso que se registró en 2004, con un salto de casi cinco puntos porcentuales de la población femenina, en general se observa un cuasi estancamiento, como ocurre con el caso de los hombres, al punto que al ritmo del último quinquenio ambas tasas convergerán en 395 años, aunque si se toma un período un poco más largo, desde comienzo de la presente década, dada las restricciones de la estadística oficial, ese gap se acorta a 36 años. Todavía un horizonte muy largo.

“En el corriente año se asistió a un fenómeno nuevo, propio de las crisis y también de falta de sustentabilidad de las políticas, como fueron las medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo Nacional y también provinciales para mitigar los efectos de la fiebre porcina, que seguramente harán estragos en las posibilidades de crecimiento de la participación de la mujer en el mercado de trabajo, porque determinó licencias obligatorias que afectaron los costos laborales de las empresas”, destaca el trabajo de la UCES.

En una visión un poco más retrospectiva de seis años, coincidiendo con el anterior punto de giro de la economía recesiva hacia otra expansiva, la EPH del INDEC detectó que en el promedio general la tasa de actividad de las mujeres creció 1,3 puntos porcentuales más que la de los hombres, a un ritmo promedio acumulativo de poco más de 0,2 pp por año.

Según la universidad, “no se perciben acciones de política económico-social tendiente a facilitar el aumento de la PEA femenina, dado que el elevado gap que se observa con la de los varones no obedece exclusivamente a la elección de la actividad hogareña en lugar de la profesional, sino a la ecuación económica negativa que desalienta la búsqueda de un trabajo remunerado.”

En general, salvo necesidades económicas extremas, la mujer argentina parece más dispuesta a optar por volcarse a la vida activa fuera del hogar luego de alcanzar la madurez y de haber completado la crianza de sus hijos.

·En la era de la alta tecnología e híper actividad e híper conectividad, en particular en el área de los servicios profesionales, con singular multiplicación de disciplinas que no exigen rutinas en lugares fijos de trabajo, cada vez son más las actividades en las que la mujer con edades maduras, esto es superior a los 40 años, pueden desempeñarse eficientemente en diversas tareas administrativas, desarrollo de productos, investigación, amén de otras vinculadas con el auge del turismo, el marketing y las comunicaciones, que pueden ejecutarse con horarios flexibles, tanto fuera como dentro del hogar.

Mientras que las tareas que requieren un trato permanente con el público, como son los casos del comercio minorista, el turismo en sus múltiples facetas, desde la hotelería, transporte aéreo hasta guía, por mencionar sólo algunos casos, cada vez más parecen reservadas a mujeres que dejaron atrás la vida reproductiva y por tanto aseguran altas tasas de presentismo y bajo uso de las licencias especiales, como la de maternidad y cuidado de los niños. Eso se ve con claridad en los países “viejos” y con alta longevidad, como los europeos y más aún del sudeste asiático.

Según la UCES, “la relativa alta tasa de participación de los hombres en el mercado laboral argentino, con proporciones que en promedio superaron en el último quinquenio el 72%, hace necesario pensar en políticas públicas y privadas que contribuyan, a través de planes de capacitación para todas las edades, a abrir un espacio más activo en la franja de la población femenina, sin que descuide, por supuesto, el rol clave que desempeña en el hogar en el cuidado de los hijos y para la fortaleza de la unidad familiar, como institución madre de la sociedad, para que el país pueda alcanzar estadios de desarrollo comparables con los más altos del mundo.”