Los grupos Ledesma y Emepa, dos de los interesados en quedarse con el ingenio jujeño La Esperanza, comenzaron a sacarse chispas en su puja por la centenaria compañía, que está en proceso de quiebra desde 1999. Con menos de 24 horas de diferencia, el vicepresidente de Ledesma, Carlos Blaquier, y el dueño de Emepa, Gabriel Romero, visitaron al gobernador jujeño, Walter Barrionuevo, para detallarle sus proyectos de inversión y -según prometieron- garantizar la estabilidad laboral de los 2.200 empleados del ingenio.
Blaquier se reunió el martes con el gobernador Barrionuevo, a quien manifestó su interés por adquirir La Esperanza en una licitación pública. De esa manera, quedó alineado de manera tácita con sus competidores estadounidenses de Tabacal, quienes también habían reclamado que La Esperanza salga a licitación.
Ayer fue el turno de Romero, el dueño de Emepa, quien aseguró a Barrionuevo que ya es dueño de las acciones de La Esperanza -pertenecían a sus anteriores dueños, el Grupo Jorge- y pretende negociar con los acreedores la deuda de $ 250 millones. Según detallaron voceros de Emepa, Romero también dijo que pretende arrendar el ingenio e invertir no menos de US$ 20 millones en capital de trabajo en los próximos dos años.
La Esperanza está bajo administración judicial, si bien el Ejecutivo jujeño es su principal acreedor. Pero la clave alrededor de esta compañía no es la cotización del viejo ingenio sino sus 72.000 hectáreas, de las cuales apenas 10% son destinadas a la fábrica y plantaciones de caña.
