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Los vinos argentinos buscan diferenciarse en el mundo

La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPyA) aprobó el Protocolo de Calidad para Vinos Argentinos, a fin de asegurar la calidad y el desarrollo competitivo de este producto.

Mediante la Resolución 37/08, publicada en el Boletín Oficial, se estableció el protocolo voluntario como “un patrón o medida para las empresas productoras que deseen diferenciar su producto como estrategia competitiva”.

La calidad “es un componente estratégico para el desarrollo competitivo de los Vinos Argentinos, y un factor diferencial para el ingreso, desarrollo y permanencia en los mercados existentes con innovación de mantenimiento”, consignó la normativa.

“Las exportaciones nacionales vitivinícolas han mostrado en la última década un pasaje a vinos de cada vez mayor calidad, entrando en competencia con otros actores internacionales que históricamente se habían identificado con dicha línea de productos”, agregó.

El cumplimiento del protocolo es además un requisito esencial para obtener el sello “Alimentos Argentinos, una elección natural” y su versión en inglés “Argentine Food, a natural choice”, creado por la SAGPyA en 2005.

Según el protocolo, “la bodega que elabore un vino que saldrá al mercado con el Sello debe asegurarse de mantener sus cualidades estables en el año y repetirlas en el tiempo; para esto se necesita una buena dotación de vinos base y un excelente sistema de almacenamiento”.

El protocolo reconoce las variedades tintas Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Pinot Noir, Pinot Me unier, Tannat, Lambrusco Maestri, Barbera, Sangiovese, Bonarda, Tempranillo, Cinsaut, Carignan, Petit Verdot, Carmenere y Cabernet Franc; y las variedades blancas Chardonnay, Chenin, Sauvignon, Semillón, Sauvignonasse, Riesling, Torrontés, Ugni Blanc, Moscazo Bianco, Pinot Blanco; y las rosadas Gewurztrarniner y Canari.

Para que el vino se considere de calidad diferenciada se debe cumplir con una relación uva/vino de 130 kilos/100 litros libres de borra.

Además, sólo se podrán utilizar insumos enológicos aprobados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV); y no se admitirá el uso de ácido sórbico o equivalentes en sorbatos, benzoato de potasio, ni arsénico. Por otra parte, “la empresa debe cumplir con un sistema de trazabilidad que contemple toda la información y registros que permitan un seguimiento completo de la uva desde su lugar de producción, elaboración del vino hasta el punto de comercialización del producto final”.

Asimismo, el envasado deberá presentarse en botellas nuevas de vidrio opaco o transparente según sea el tipo de vino, con sistema inviolable y cápsula, con tapones de alcornoque no reconstituidos o los sintéticos.

La normativa, que lleva la firma del secretario Javier de Urquiza, invita a los integrantes de la cadena productiva a adoptar e implementar las normas técnicas y de calidad contenidas en el Protocolo y a las provincias a difundir esta práctica.