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Madoff armó su estafa con el mismo esquema que creó un inmigrante italiano en 1920

Hace diez días el agente del FBI Theodore Cacioppi llamó a un departamento de Manhattan. Sabía que la persona que estaba al otro lado de la puerta no sólo era el hombre que modernizó la Bolsa de Nueva York, introduciendo las operaciones vía PC.

Ahora era el director de una empresa que se dedicaba a la intermediación bursátil y, además, manejaba Bernard Madoff Investment Securities, compañía que asesoraba a grandes inversores particulares y a gestoras de fondos. Su empresa ostentaba el récord de haber pagado beneficios superiores al 8% anual durante 72 meses consecutivos.

Sin embargo, a sus 70 años, el sabio de Wall Street era buscado a causa de una denuncia por fraude masivo. Sin embargo, sus astutas técnicas para pergeñar maniobras en las que cayeron hasta grandes inversores no resultarían una novedad a los oídos de Carlo Ponzi.

Quién era Carlo Ponzi, entonces. Un italiano que llegó a los Estados Unidos allá por los años ´20. Hasta allí, un inversor simplemente, quizás un hombre de negocios común, pero algo lo diferenciaba de los demás: fue el artífice de una estrategia por la cual cayeron en sus redes nada menos que unas 40.000 personas que invirtieron cerca de 15 millones de dólares, de los cuales sólo un tercio fue reintegrado.

Las maniobras de Ponzi
El italiano “pasó a la fama” tras ser descubierto como mentor de un proceso para concretar operaciones fraudulentas de inversión.

Esas maniobras implicaban el pago de exagerados rendimientos que resultaban sumamente atractivos. El mecanismo: un proceso en donde las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias a nuevos inversores que también caen engañados por las promesas de obtener grandes utilidades.

La llave maestra para que este sistema funcionara era el crecimiento en la cantidad de nuevas víctimas, se trataba de una forma sofisticada de pirámide.

El esquema Ponzi se construía sobre la base de ciertos pilares:

* Ofrecía a sus inversionistas grandes cantidades de utilidades en un corto período de tiempo, que podía prolongarse en la medida que se multiplicara la cantidad de nuevos inversionistas, que se integraran al negocio.

* El cerebro de la organización interactuaba con todas sus víctimas directamente.

* Para darle condimento a la maniobra, el esquema se basaba en algún método confidencial de inversión. Por ejemplo, y tal como emuló Madoff “nunca digas que operas conmigo”; o bien, conexiones con grupos que poseían información privilegiada.

* También había que ser selectivo. Usualmente atraía a inversionistas adinerados.

* Para que este esquema funcione debía cumplirse a rajatabla una premisa base: se puede sobrevivir logrando que la mayoría de los participantes “re inviertan” su dinero, con un número relativamente bajo de nuevos participantes.

La puesta en funcionamiento, es decir, la dinámica de este esquema se implementó de la siguiente forma: el “negocio” de Ponzi suponía que los ingresos de su fondo provenían del intercambio de estampillas de respuesta internacional, que eran mucho más caras en EE.UU. que en Europa. A quienes se interesaban en este negocio les prometía el 50% de interés en inversiones de 45 días o les decía “duplica tu dinero” en 90 días.

Con este tentador escenario, el promedio de inversiones comenzó a crecer y en poco tiempo comenzó a expandirse a Nueva Inglaterra y Nueva Jersey. Incluso, llegó a suceder que muchas personas vendían o hipotecaban sus casas con la esperanza de lograr altos intereses.

Sin embargo, llegó el colapso. A fines de julio de 1920 y con varios millones en su haber, el esquema comenzó a derrumbarse luego de que diversos bancos cuestionaran sus prácticas. Para agosto de 1920 los bancos y medios de comunicación declaraban a Ponzi en bancarrota y muy pronto el sistema cayó y los ahorristas perdieron su dinero.

En consecuencia, Ponzi fue deportado a Italia, y a pesar de que se descubrió su estafa, fue aclamado por muchos como un benefactor. Al punto tal llegó a trascender su “negocio” que hasta en la actualidad hay quienes siguen sus “enseñanzas” como en el caso de Madoff y hasta con su toque de creatividad.

Según dicen los especialistas, “Madoff fue más listo que Ponzi porque él no prometía intereses del 30% ni del 40%, y mucho menos del 100% en tres meses, como Ponzi”.

Sus fondos de inversión daban unos beneficios de entre el 10% y el 15% al año, lo cual era algo extraordinariamente bueno, pero no escandalosamente bueno. Y aunque lloviese o nevase afuera, él aseguraba ganancias cada mes”.

El consultor financiero de Washington, Isaac Cohen, explicó que “el dinero que ingresaba Madoff lo usaba para pagar a algunos de sus clientes. Y cuando dejó de entrar dinero se derrumbó la pirámide. Se quedó sin ingresos para cubrir y eso fue el fin”.

“Pero yo no me puedo creer que 50.000 millones se puedan haber esfumado así como así. Madoff debe haber comprado algo y algún dinero se recuperará”, indicó Arturo Porzecanski, profesor de finanzas internacionales de la American University, en Washington, quien trabajó durante 30 años en instituciones de Wall Street.

“Todos los tramposos son simpáticos. Y él lo era hasta el punto de que iba a los funerales de sus inversores”, agregó Cohen.

Pero un día fue descubierto
Madoff, con aura de triunfador y ese poder de convicción que tiene hasta a los más astutos inversores fue la clave para llevar a cabo sus maniobras fraudulentas, pero no suficiente.

El agente Theodore Cacioppi, en oportunidad de develar la trampa, dijo sobre la empresa de Madoff: “En la época de las organizaciones sin rostro, que pertenecen a otras organizaciones igualmente sin rostro, Bernard L. Madoff Investment Securities vuelve a una época anterior en el mundo financiero: El nombre del propietario está en la puerta”.

De hecho, el nombre de Madoff estaba literalmente en la puerta. Parecía tan fiable que le apodaban 2el judío de las Letras del Tesoro”. Pedirle que develara sus métodos, según The Economist, era como pedirle a Coca-Cola que enseñara su fórmula mágica.

¿Hizo negocio realmente? Los especialistas afirman que lo máximo que le puede pasar por el fraude cometido es el pago de una multa equivalente a 4,5 millones de dólares y 20 años de cárcel.

Quizás Madoff tenga la respuesta. Según consta en la denuncia por fraude masivo presentada por el investigador del FBI, una vez que el magnate lo invitó a pasar a su casa, el agente le advirtió: “Estamos aquí para averiguar si hay una explicación inocente”. Y Madoff le contestó: “No hay ninguna explicación inocente”.

Así, el jueves 11 de diciembre reconoció que durante 40 años tuvo a todo el mundo engañado. Que montó su empresa con un esquema fraudulento, que había cometido una estafa por el valor de u$s50.000 millones y que estaba arruinado y dispuesto a ir a la cárcel.

Otras estafas famosas
Antes que Ponzi, en 1899 William “520%” Miller abrió en New York una empresa denominada la “Unión Franklin”.

Miller prometía 10% de interés semanal y sacó provecho de las características de los que luego se denominarían esquemas Ponzi, tales como la reinversión de las ganancias de los clientes.

Así, estafó por cerca de 1 millón de dólares y fue sentenciado a cárcel por 10 años. Durante la investigación del caso Ponzi, Miller fue entrevistado por el Boston Post para comparar ambos esquemas, pues presentaban notables similitudes, pero el de Ponzi se volvió más famoso por tomar siete veces más dinero.

Otro caso tuvo lugar en Rumania, entre 1991 y 1994. Se llamó el “Esquema caritas” efectuado por la compañía “Caritas” de Cluj-Napoca, que prometía ocho veces el dinero invertido en seis meses.

Atrajo a unos 400.000 depositantes de todo el país, quienes invirtieron cerca de mil millones de dólares antes de ir a bancarrota el 14 de agosto de 1994, con deudas de 450 millones de dólares.

El propietario, Loan Stoica fue sentenciado en 1995 a siete años de prisión por fraude, que luego se redujeron a un año y medio.

Aqui no se acaba la lista. Entre 1970 y 1984 en Portugal, una mujer conocida como Dona Branca mantuvo un esquema que pagaba el 10% mensual de interés. En 1988 fue sentenciada a 10 años de prisión. Ella siempre declaró que sólo trataba de ayudar a los pobres, pero en su intento se demostró que ella había recibido el equivalente a 85 millones de euros.

También figuran las firmas Diamond Mortgage y A.J. Obie, que lograron atraer a unos 1.600 clientes que perdieron aproximadamente u$s50 millones en lo que la Corte de apelaciones de Michigan describió como “el esquema ‘Ponzi’ más grande reportado en la historia del Estado.”

MMM es otro ejemplo de estafa. Era una compañía Rusa que existió en los ´90. Involucró al menos dos millones de personas y llegó a recolectar el equivalente a 1.500 millones de dólares antes de colapsar. Su fundador Sergey Mavrodi fue sentenciado a 4,5 años de prisión en el 2003.

Y ahora, en 2008, quebraron en Colombia varias empresas que funcionaban bajo este sistema, siendo la caída de DFRE (Dinero Fácil Rápido y Efectivo) en noviembre el caso más publicitado. El mes pasado también fue intervenida DMG, una empresa multinacional que aplicaba el mismo sistema y la lista parece no terminar. ¿Quién será el próximo Ponzi y la próxima víctima?