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Objeto de deseo

Atractivo, simpático y emocional. Así es el Fiat 500, o Cinquecento, como se dice en italiano, con el orgullo que este modelo representa en la historia y también ahora para el presente de la industria automotriz peninsular.

En la Argentina hay una cantidad muy pequeña de Fiat 500 que se vende en forma directa, no mediante los concesionarios de la marca. En forma inminente llegará además la edición limitada 90 Aniversario , con la que la marca italiana festejará los 90 años de presencia en el país.

Con el Fiat 500 es imposible pasar desapercibido. Cada sitio de estacionamiento, barrera o semáforo eran lugares en los que, invariablemente, alguien preguntaba por el auto, lo admiraba y examinaba de punta a punta. También sin excepción el juicio era positivo. A todos se les caía el mentón frente a este chiquitín con onda retro.

Más allá del logrado diseño, que refleja a la perfección la esencia estilística tanto exterior como interior del legendario 500 de los años 50, 60 y 70 (se fabricó desde 1957 hasta 1975), el concepto del 500 de estos días es diferente.

El original sirvió para motorizar un pueblo al que no le sobraba el dinero después de la Segunda Guerra Mundial. El actual es un modelo de gran calidad, con alto equipamiento y una razón de compra basada en la emoción y el corazón. No en vano, su rival directo es el Mini. También en los precios que van de los 28.500 a los 30.500 dólares.

Eficiente y económico
Al margen de esta pasión que despierta el 500, resulta un vehículo urbano por excelencia, aunque en la ruta también cumple muy bien.

Las suspensiones son rígidas, casi de tono deportivo. Así, hay que pasar con cuidado por baches, cunetas y pozos, porque la amortiguación es realmente dura. La contrapartida es que dobla como un tren, firme y neutro en las trayectorias, por lo que resulta un placer manejarlo por lo ágil y vivaz en el tránsito.

En ruta también hace gala de una estabilidad direccional envidiable. Aplomado y firme como un automóvil con mucha más distancia entre ejes que la del 500 (2300 mm), longitud (3546), ancho (1627) y trochas (1414, adelante y 1408, atrás). Lo ayudan también los generosos neumáticos 195/46R16 que calza. Además, tiene control de tracción y estabilidad, por lo que es muy difícil perder el control.

Otro sobresaliente es para el motor Fiat de última generación, de algo menos de 1.4 litros de cilindrada, 16 válvulas, doble árbol de levas a la cabeza, admisión variable y 100 CV que le cae de perlas al 500. Este propulsor es utilizado por otros modelos del grupo Fiat con turbocompresor, que le permiten alcanzar potencias de más de 130 CV.

En el 500 depara una marcha ágil y rápida, mientras se lo mantenga en vueltas, porque el máximo par motor o torque, de 13,3 kgm, lo entrega muy arriba, a 4250 rpm. Por eso, las aceleraciones desde cero y las recuperaciones en ruta no son tan rápidas como podría percibirse de antemano, dado que el peso máximo del 500 es de 980 kilogramos. Con un turbo, otro sería el cantar.

La caja de velocidades también es muy moderna. Manual y de seis marchas le saca provecho al motor tanto para acelerar como para cuidar el gasto de combustible. La selectora es precisa y muy cómoda para accionar desde su plataforma que se desprende del tablero (estilo utilitario).

La eficiencia en el consumo es la demostración de que estamos en presencia de un motor de última generación. El 500 gasta muy poco y, por lo tanto, aunque no se note, también contamina menos. Eso sí, la autonomía queda limitada por el tanque de combustible de 35 litros, pero a la costa argentina se llega sin necesidad de repostar. También es un poco ruidoso en alta, aunque esto se reduce mucho por la eficiente insonorización del habitáculo.

Para terminar con las prestaciones, vale decir que frena como un auto de competición. Con grandes discos en las cuatro ruedas, ABS y distribuidor de frenado, más el bajo peso, hacen que, como dirían los muchachos del café, frene en una baldosa .

La habitabilidad para los pasajeros delanteros es óptima. Atrás es justa para dos adultos, siempre y cuando sea por poco tiempo. El baúl es más grande de lo que se percibe (185 litros) y cumple con llevar un par de bolsos de viaje y algo más.

El equipamiento de seguridad es digno de autos premium, ya que cuenta con airbags frontales, laterales, de ventana y rodilla.

Tiene butacas de corte deportivo, muy cómodas para viajes largos, pack eléctrico completo, un espectacular techo panorámico (aunque sólo se cubre internamente con una cortina), una completa computadora de viaje y un excelente audio que incluye el sistema Blue & Me de Fiat, desarrollado en conjunto con Microsoft, con puerto USB y conexión Bluetooth. Impecable.

El tablero guarda la esencia del viejo 500 con círculos concéntricos para el velocímetro y el cuentavueltas e integra el diplay de la computadora y escalas (en imagen) para la temperatura y el nivel de nafta.

No en vano el Cinquecento es un auténtico objeto de deseo.