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“Pensé que era un país sin futuro, pero hoy es una maravilla ver esta recuperación”

El economista irlandés Peadar Kirby, uno de los “padres” del programa que le permitió a su país superar la crisis sufrida en la década del 80, se mostró sorprendido por la recuperación argentina de los últimos años y por la mayor participación de la industria nacional.

“La última vez que visité Argentina fue en diciembre de 2001, en plena crisis económica, y en aquel momento pensé: este es un país sin futuro, pero hoy es una maravilla ver esta recuperación”, señaló Kirby en diálogo con Télam.

El irlandés, de paso por la Argentina, donde participó de un seminario, agregó que “recuerdo claramente el panorama, en aquel entonces caminaba por las calles de Buenos Aires y veía las tiendas vacías y la gente sin ninguna esperanza. Todo era muy caro, inclusive para mí que venía de Europa”.

El economista, de 56 años, consideró que “el principal motor de la recuperación fue la implementación de políticas activas hacia las industrias nacionales”. Destacó además la “mayor participación de la demanda, que se incrementó especialmente por las materias primas no procesadas que llegan desde China”.

Según el especialista, quien se desempeña como profesor universitario de enseñanza de las políticas internacionales y públicas, también influyó para la mejora “la liberación del tipo de cambio, que movilizó el obstáculo que había para exportar, porque el mercado se tornó competitivo respecto de Brasil”.

Kirby participó la semana pasada en Buenos Aires de un seminario organizado por el Instituto para el Modelo Argentino (IMA) y el Sindicato Unico de Trabajadores de Edificios de Rentas y Propiedad Horizontal (SUTERH), sobre los modelos de recuperación econónica de Irlanda, Corea, Suecia y Brasil.

“En la recuperación de Irlanda tuvo mucho que ver con el rol que cumplió el Estado, porque comenzó a cubrir temas prioritarios como ciencia, tecnología, educación; a la vez que se hicieron políticas activas de industrialización y sustitución de importaciones, que atrajeron altos flujos de inversión”, comentó.

Al tomar cono ejemplo a Irlanda, Kirby señaló que “las perspectivas para la región son muy buenas, sobre todo para países como Argentina, para lo cual el Estado tiene que jugar un rol importante para que las empresas nacionales puedan competir en los mercados internacionales”.

Entre los interrogantes para Argentina de cara al futuro, Kirby destacó el del crecimiento a tasas elevadas. “Se creció por cinco años a un nivel muy alto; pero quizás se frene un poco, porque la economía alcanzó su nivel máximo, aunque no se notará debido a que se puso en marcha nuevamente del aparato productivo del país”, señaló el irlandés.

Por otra parte, con relación con el panorama general de la economía mundial, Kirby aseguró que “estamos en medio de un cambio significativo y estructural, basado en la crisis estadounidense y el crecimiento de China”.

En ese sentido destacó que pronosticar el desempeño de la economía mundial a largo plazo “es difícil”, pero dijo que el análisis requiere “concentrarse en la crisis en los Estados Unidos, que es por mucho tiempo, porque el sector financiero entró en algo que se reconoce cada vez más como una gran crisis”.

“Esto va a impactar no solamente sobre las tasas de crecimiento de allá, sino también en toda la economía mundial”, afirmó el economista, quien también indicó que “tenemos que mirar al Este y al crecimiento de China”.

En ese contexto, Kirby advirtió que “a largo plazo no confío que sea positivo aumentar la demanda por parte de China. A corto plazo y mediano, quizás; pero a largo plazo esto dejará a las economías latinoamericanas más vulnerables y más dependientes”.

Respecto de China, el economista se mostró preocupado por “las desigualdades que hay en ese país, veo un gran nivel de violaciones a los derechos humanos, todo muy autoritario.

El Gobierno no tiene los mismos valores para todos los ciudadanos”, advirtió Kirby. “Hay mucha impunidad, hay regiones en China en que los ingresos están más bajos que en los países africanos subsaharianos y, en contraposición, en ciudades como Beijing y Shanghai tienen niveles de ingresos como los países europeos”, completó Kirby.