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Por el real barato la industria local teme éxodo de empresas argentinas a Brasil

A pesar de la súbita primavera que comenzó a reinar en los mercados bursátiles tras un nuevo plan de rescate, los temores entre los empresarios, lejos de calmarse, cobran fuerza día tras día.

Si bien recibieron con beneplácito el inminente paquete de nuevos valores criterio que fijará la Dirección General de Aduanas (DGA) para contener una avalancha importadora proveniente de Asia, en las últimas horas Brasil dio el primer golpe al sepultar cualquier idea de trabajar de manera coordinada en la defensa del mercado interno de ambos países.

En concreto, el ministro de Economía brasileño, Guido Mantega, descartó un acuerdo con la Argentina para aumentar la Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur y pidió evitar caer en acciones proteccionistas.

En el plano local, no conforme con las palabra de la Presidenta el mes pasado de que tipo de cambio alto no es compatible con la lucha contra la inflación, y alentado por los rumores de los últimos días que hablan de un dólar moviéndose en una franja de entre $3,30 y $3,40, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Carlos Lascurain, volvió a reclamar que la cotización de la divisa estadounidense se ubique “por encima” de los términos actuales para compensar la pérdida de competitividad a raíz de la suba de costos y los movimientos devaluatorios de los principales socios comerciales de la Argentina.

Sucede que, si bien los dos primeros días de la semana la moneda brasileña se apreció hasta ubicarse levemente por debajo de los 2,10 reales por dólar, esto apenas es un tibio paso, teniendo en cuenta que hasta el viernes pasado acumulaba una devaluación del 46% en menos de tres meses.

Así, por más que el Banco Central de Brasil anunciara una subasta para vender dólares con compromiso de recompra, en un esfuerzo por dar más liquidez al mercado de cambios y con la consecuente apreciación de la moneda, para los industriales argentinos la ecuación aún está lejos de cerrarles.

De hecho, en una entrevista publicada por O Estado de São Paulo este lunes, Mantega explicó que “pasado este momento altamente especulativo y de alto estrés en la economía internacional, el dólar caminará hacia una posición de equilibrio, más adecuada que antes de esta crisis”.

Es decir que el real, de cara a 2009 podría descansar en un nuevo “piso”, ubicado en un punto intermedio entre 1,65 y el techo de 2,50 por dólar que tocó recientemente. De esta manera, el funcionario llevó tranquilidad hacia el sector exportador brasileño, el más duro contra un tipo de cambio bajo.

Échale la culpa a Río
En este contexto, el vicepresidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, tiró la primera piedra y confirmó a iProfesional.com que hay temores de que empresas argentinas evalúen radicarse o ampliar sus líneas de producción en Brasil a raíz de esta mayor competitividad y relegar a la Argentina.

“Hasta ahora, la ventaja que la Argentina tenía con su tipo de cambio con respecto a Brasil generaba que los demás factores no compensaran. Pero ya resuelto este punto, y teniendo en cuenta que están dando un paquete importante para alentar la inversión, que están promoviendo con crédito la exportación, que dan beneficios fiscales para la radicación de empresas en los distintos Estados, y que tienen un mercado de 200 millones de habitantes, Brasil realmente se vuelve una tentación”.

De Mendiguren recalcó que, “mientras exista el mercado común y Brasil otorgue todas estas ventajas, entonces es conveniente radicarse allá”.

Para evitar esto, el dirigente empresario aseguró que “lo que uno aspira no es a que ellos no tengan política industrial, sino que nosotros tengamos una”.

“Están todos tentados de irse”
En la misma línea, Sergio Vacca, en ejercicio de la presidencia de la Asociación de la Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), explicó que “hay mucha inquietud en el sector por la amenaza que representa la posibilidad de que empresas argentinas evalúen mudarse a Brasil”.

Según Vacca, “todos los empresarios están tentados de irse a Brasil, pero hay que tener espalda económica. Requiere recursos que las empresas pequeñas no podrían afrontar”.

El BNDES, un coloso
Vacca, que actualmente reemplaza a Juan Carlos Lascurain en la titularidad de la entidad, también apuntó a las cruciales diferencias que ofrece el país vecino en cuanto a políticas de incentivo a la producción.

“Nos preocupa mucho la acción del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), que otorga créditos a empresas argentinas que se quieran radicar allá. Esta es una política imatible desde el punto del financiamiento. Si a esto le sumás las diferencias cambiarias, la verdad es que estamos en el horno”, recalcó con una frase más que elocuente.

En este contexto, desde la consultora Ecolatina sostuvieron que mientras que la Ley de Promoción de Inversiones argentina está acotada a los bienes de capital e infraestructura, en Brasil el incentivo es generalizado al resto de los sectores.

De hecho, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es por lejos quien más ha utilizado los incentivos sectoriales en la región:

* En 2007 Brasil desembolsó con su BNDES u$s40.000 M en incentivos financieros a los diferentes sectores. Esto es equivalente al 3,7% del Producto Bruto Interno (PBI).

* La cifra es 20 veces más alta que la de Argentina, que desembolsó apenas u$s2.000 M, un 0,8% del PBI.

“Las asimetrías son un tema clave, no va a haber manera de trabajar sobre un proceso de integración si esto no se resuelve”, destacó Ricardo Delgado, director de Ecolatina.

En este contexto, Vacca se quejó de que “si yo quiero duplicar la producción o abrir una nueva planta en un polo industrial en el país, no tengo créditos para esto. Ahí es donde entra a jugar fuerte la opción de Brasil”.

“Ahora estoy comprando media hectárea en un parque industrial de Rosario que vale u$s150.000, mientras que en algunos Estados brasileños directamente te regalan el terreno para que instales la industria y te dan todas las facilidades para que levantes la estructura”, agregó.

Como muestra de la política industrial de Brasil, basta observar que el 6 de octubre, Mantega anunció que se destinarán u$s2.500 M para prefinanciar exportaciones de empresas brasileñas, u$s500 M más que todo lo desembolsado el año pasado en la Argentina en concepto de incentivos.

Sólo cuatro días después, el BNDES recibió un préstamo de u$s1.000 M de parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el que buscan apoyar hasta 30.000 Pyme en proyectos de equipamiento y modernización.

“Y nosotros seguimos acá, siempre pensando qué crédito damos. Somos como un perro que da vueltas para morderse la cola”, disparó Vacca.

El sector autopartista, en la mira
A pesar del boom automotriz y de la recuperación de las empresas que proveen a las terminales en el país, el sector se encamina a cerrar 2008 con un déficit comercial sin precedentes.

Desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) destacaron que, mientras que en el 2007 alcanzó los u$s4.121 M, en 2008 el rojo sería del orden de los u$s6.000 M, impulsado por la pérdida de competitividad por incrementos de costos internos e impositivos, y las depreciaciones cambiarias de países vecinos.

Pero esto no es lo más grave: “Los problemas que estamos experimentando van a llevar a que algunas empresas no puedan exportar más”, explicó a iProfesional.com Juan Cantarella, gerente de AFAC.

La preocupación de la entidad radica en que, en el preciso momento que tuvo lugar la devaluación del real en 1999, más de 20 empresas cerraron sus puertas en la Argentina para radicarse en Brasil.

Y el contexto actual parece querer remover los recuerdos de casi una década atrás, ya que de mantenerse la moneda brasileña en un piso competitivo, sumado a las ventajas crediticias y un clima de negocios más estable, podrían repetirse las postales de pasado.

“Con la devaluación de 1999 se fueron más de veinte empresas del sector. Sin embargo, en el 2003 no volvió ninguna empresa, ni una. La experiencia marca que cuando hay una devaluación, para Brasil se van los empresarios, ahora cuando devaluamos nosotros, no vuelve nadie”, explicó un preocupado Cantarella.

“Es grave que estas cosas no se reviertan”, recalcó, para luego agregar que el riesgo existe porque “siempre hay Estados brasileños que están tratando de tentar a empresas argentinos para que se radiquen allá, esto es algo que padecemos”.

El directivo explicó que “actualmente hay dos autopartistas argentinas abriendo plantas en Brasil pero con una visión de complementación. Lo que nos preocupa es que la tendencia se profundice y termine pasando lo que pasó en el 1999, cuando las empresas le pusieron candado a sus puertas en el país y terminaron sustituyendo producción nacional”.

Perspectivas
De cara al futuro, la UIA espera un gesto del Gobierno que contribuya a paliar los efectos de la pérdida de competitividad cambiaria de la Argentina y la retracción del consumo.

También en ADIMRA, desde donde Vacca lanzó el alerta: “Tienen que tomar medidas antes de que los industriales tengamos la soga al cuello”.