Inicio Empresas y Negocios ¿Por qué ahora renació el entusiasmo por saber cuánto vale una empresa?

¿Por qué ahora renació el entusiasmo por saber cuánto vale una empresa?

La crisis financiera ya suena como parte del pasado y los analistas del mercado ya hablan de recuperación. Es en este escenario en el que comienza a verse con otra cara la idea de saber cuánto vale una empresa; ya no como una estrategia defensiva sino pensando en desempolvar los proyectos de inversión relegados en tiempos difíciles o en conseguir nuevos socios.

Conocer si un negocio puede ser rentable a 5 o 10 años puede ser interesante, pero depende de varios factores. Y también de seleccionar el método correcto para valuarlo. En este marco, los expertos consultados por iProfesional.com aseguran que últimamente crecieron y mucho las consultas de empresarios que tienen la intención de determinar el valor una compañía, aunque ahora el interés que los moviliza es diferente al que imperaba meses atrás.

Un cambio de contexto como detonante
Hasta mediados de este año, conocer el precio de una firma era el interrogante que se hacía un ejecutivo cuyo objetivo era el de vender la empresa. Y aunque luego esa operación no se concretara, dominaba ocho de diez consultas que llegaban a las consultoras especializadas en cuantificar ese valor.

En cambio, en los últimos meses, los términos “compra”, “movimientos accionarios” y “alianzas”, comenzaron a ganar terreno a la hora de iniciar un proceso de valuación, que han ido evolucionando a la par del mejor clima de negocios.

* En la época pre-crisis se notaba una gran cantidad de consultas que anticipaban tiempos difíciles. Buscaban asociarse y/o vender como parte de una estrategia defensiva, de acuerdo a la información aportada por distintos especialistas a iProfesional.com.

* Durante la crisis, las valuaciones tenían el mismo origen: problemas internos y, en gran medida, diferencias de opinión entre socios, quienes no coincidían en la forma de continuar con el negocio.

* Pero en esta etapa post-crisis, se empieza a notar un resurgir de proyectos, que se habían truncado un año atrás. Se los analiza a la luz de la situación actual y se busca encontrar una ventana de oportunidades, originada en las turbulencias pasadas.

Carlos Olivieri, director de la facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, destaca al respecto que las tasas de interés que deben soportar las empresas argentinas superan las que deben pagar las extranjeras y que así resulta difícil obtener nuevos préstamos.

En este escenario, sostuvo que “esto alienta a vender a quienes tienen dificultades financieras y a comprar a bajo precio, a quienes disponen de fondos líquidos. El actual contexto, brinda muy buenas oportunidades a empresas vinculadas con las commodities y alimentos en general, cuya demanda mundial sigue sostenida”, afirmó Olivieri.

En tanto, Javier Bayley, director de Finanzas Corporativas de Auren, puntualiza que, en la actualidad, se están retomando proyectos de la mano de nuevos socios y esto obliga a directores y accionistas a saber con mayor precisión el valor de la compañía.

En este sentido, Bayley arroja un dato que acompaña este notorio cambio de tendencia: “En los últimos dos meses recibimos la misma cantidad de consultas que en todo el resto del año, con un alto porcentaje de concreciones. El sector industrial fue el más golpeado por la crisis y notamos que ahora es el de mayor confianza. Hay muchas demandas en agrobusiness, empresas alimenticias, químicas y de transporte de carga”.

Olivieri coincide en el diagnóstico, y le agrega un enfoque complementario. El experto, que investiga y analiza el fenómeno de valuaciones desde hace tiempo, destaca que “dos años atrás las empresas argentinas habían perdido más valor que sus pares internacionales. Pero ahora numerosos analistas apuestan por las commodities y esto beneficia a las compañías argentinas vinculadas con sectores agrícolas y alimenticios”.

¿Qué empresas miran los inversores?
Los analistas consultados por iProfesional.com coinciden en afirmar que hay un importante grupo de inversores que observan compañías que, en la actualidad, atraviesan dificultades financieras coyunturales, pero que a mediano plazo brindan excepcionales oportunidades.

Estos son los fondos que más se acercan al mercado local. Cabe recordar que, en el 2002, se compraban deudas o compañías a muy bajo precio y que en años posteriores, al cambiar su situación, sus valores crecieron notablemente.

En general, los sectores que se miran con mayor detenimiento actualmente, además de los relacionados con las commodities, son los de consumo masivo, minería y energía, sin olvidar el sector tecnología y comunicaciones, donde los costos argentinos tienen fuertes ventajas comparativas y presentan alentadoras perspectivas.

Carlos Díaz Delfino, socio de la consultora especializada Romano, Fiocca & Díaz Delfino, observa un cuadro similar. De acuerdo a las consultas que recibe, durante los primeros 6 meses del 2009 el volumen de operaciones de fusiones y adquisiciones tuvo un marcado descenso en relación con los años previos. Pero esta situación comenzó a revertirse a partir del segundo semestre.

“En un contexto de crisis económica global y con el precedente de cinco años de expansión y buenas utilidades, normalmente las gestiones y transacciones se verificaron en aquellos casos en que las restricciones crediticias, o las drásticas caídas de los mercados de exportación de las empresas, condujeron a licuar el peso financiero y la participación accionaria”, indica el consultor.

El siguiente cuadro, aportado por la consultora Auren, sintetiza los motivos de consultas referidas a la valuación de una compañía:

Flujo de fondos, el método más aconsejable
El valor de una empresa tiene cada vez más relación con el dinero que pueda dejar en el futuro en el bolsillo de sus dueños.

Existen dos métodos que dominan los procesos de valuación:

1. Mediante análisis comparativos tomando como base empresas similares que cotizan en bolsa. Para ello, es necesario encontrar un valor -denominado múltiplo- que se utiliza para la valuación y que se establece de acuerdo al riesgo de la industria.

Díaz Delfino sostiene que, en realidad, más que una forma de valuación se trata de una aproximación al valor de la compañía. En este sentido, aclara que “la aplicación del método comparativo resulta peligrosa, y más aún en períodos de incertidumbre en los que puede llevar a conclusiones con severas equivocaciones, dado que los resultados históricos, sobre los cuales se estiman los múltiplos, tal vez no tengan relación con los proyectados”.

2. Determinando el flujo de fondos descontado que generará la compañía en un determinado horizonte de tiempo, que en general va desde los 5 a 10 años.

Este último método es el que aconsejan aplicar los analistas consultados. Se suele utilizar a tal fin el Valor Actual Neto (VAN) o la Tasa Interna de retorno (TIR).

El VAN permite calcular el valor presente (valor actual) de los flujos de caja futuros de una compañía o de un proyecto en particular. La metodología consiste en actualizar (es decir, determinar cuánto representan al día de hoy) esos flujos futuros, que tendrán lugar dentro de un horizonte de tiempo determinado.

Para ello ese flujo de caja se descuenta a una tasa de interés que suele ser una de mercado tomada como referencia o la propia exigida por el inversor.

La tasa interna de retorno (TIR) es aquella que iguala ese flujo de fondos a cero de manera que, si se exige un valor mayor a la misma el proyecto ya deja de ser rentable y comienza a arrojar cifras negativas.

Este último método se suele elegir por diversos motivos, en lugar del de las empresas comparables. Entre los más importantes, se destaca el hecho que en la Argentina no existe un mercado de capitales desarrollado que permita conocer y comparar la situación de empresas parecidas.

La clave con el flujo de fondos descontado es conocer qué porción de mercado tiene la empresa y cuáles son sus posibilidades a mediano plazo. Por eso, también es el más recomendable por los especialistas.

Claves para calcular las proyecciones
Manuel Solanet (h.), socio de Infupa, consultora especializada en fusiones, adquisiciones y finanzas corporativas, destaca que, para llegar a conocer el flujo de fondos futuro, conviene empezar por proyectar las ventas.

“Si la empresa tuviera varias líneas de negocios, se debe estimar el volumen y la evolución de precios para cada una de ellas. Se determinarán los márgenes de contribución por línea, ya que los costos de producción pueden ser diferentes. Luego hay que proyectar los gastos comerciales y, así, proseguir con cada línea del cuadro de resultados hasta llegar al resultado neto”, indica el economista, quien también aconseja calcular el capital de trabajo que será necesario para llevar adelante el negocio, ya que el crecimiento puede requerir aportes adicionales o generar disponibilidad de fondos.

Los especialistas, además, indican que se debe definir cuáles serán las inversiones en equipos y construcciones necesarias para sostener el crecimiento proyectado y tendientes a reemplazar las máquinas que se desgastan. Como contrapartida, las amortizaciones se suman en el flujo de fondos ya que, a pesar de estar descontadas de los resultados, no generan una salida efectiva de caja.

“Finalmente, hay que decidir cuál es el plazo de proyección. Salvo que el negocio tenga una vida finita, por ejemplo una concesión, por lo general se asume que la empresa funcionará a perpetuidad. Como no resulta práctico ni posible, lo que se hace es proyectar, año por año, un período inicial de entre 5 y 10″.

De allí en adelante, la valuación incorpora el valor presente a perpetuidad de los flujos mediante una fórmula que considera el flujo del último año, el crecimiento posterior y la tasa de descuento”, agrega Solanet (h.).

“La tasa de descuento a aplicar está también relacionada con el riesgo país y el riesgo propio de la actividad. Es tanto más alta cuanto mayor es el riesgo del sector. En Argentina, las tasas de descuento aplicadas hoy para flujos de fondos en dólares varían entre el 15% y 17 por ciento. Diez años atrás eran entre tres y cuatro puntos más bajas”, afirma el socio de Infupa.

Segundo semestre, el salvador
En la segunda mitad del año, agrega Díaz Delfino, se observan ciertas mejoras en las perspectivas de corto y mediano plazo, y con ello comenzó a dinamizarse paulatinamente la actividad.

“Se percibe un mayor número de empresarios interesados en valuar sus empresas para analizar si se embarcan en una transacción. Las perspectivas para el próximo año son alentadoras”, señala.

A ello contribuyen, sin duda, no sólo el mayor optimismo producto del mejor clima global, sino también algunos aspectos que deberían mejorar las proyecciones y, con ello, el ánimo de inversión en nuestro país.

Tanto la regularización con los holdouts y el Club de París, como una potencial normalización de la información estadística oficial y las expectativas favorables en materia de demanda global de commodities, pueden configurar un buen momento para quienes decidan concretar una adquisición.

En tanto, Marcela Rizzo, profesora del área Finanzas de UADE Business School, observa la mayor cantidad de valuaciones como herramienta de control interno, para conocer cómo se está desempeñando la compañía, cómo está generando valor. Es otro de los motivos por el que el empresario decide incursionar en este proceso.

“Las empresas que se seguirán vendiendo estarán marcadas por su capacidad de crecer. El inversor observa rápidamente cuál tiene potencial para su mercado objetivo”, argumenta Rizzo.

E Ignacio Aquino, socio líder de M&A de PricewaterhouseCoopers, resalta que cuando el empresario realiza la consulta de valuación, suele pensar en un proceso de venta, pero sin aún estar decidido a esa posibilidad.

“Las consultas crecerán a corto plazo. Pero ahora la situación ya no dependerá de la crisis financiera mundial sino del grado de previsibilidad de las políticas económicas aplicadas por el Gobierno”, concluye el experto.