Inicio Empresas y Negocios ¿Puede resistir la seducción del éxito?

¿Puede resistir la seducción del éxito?

Tony Lowder era un abogado en ascendente carrera. Además de su puesto en la Securities and Exchange Comission neoyorkina (un empleo que planeaba usar como trampolín para sus aspiraciones políticas) era un empresario con fuertes inversiones en tecnología y restaurantes. Tony era un líder en potencia. Pero de pronto, cuando todo parecía marchar viento en popa, cometió un crimen incomprensible para entregarse de inmediato a la policía. Previsiblemente, fue el final de su carrera profesional.

Esta historia nos confronta con un tema muchas veces pasado por alto pero siempre presente dentro del mundo de los negocios: ¿Por qué algunos brillantes trabajadores fracasan miserablemente en sus vidas? ¿Por qué algunos, en el momento cúspide, toman una decisión que sepulta definitivamente sus carreras? ¿Por qué otros se quiebran justo cuando estaban por llegar?

En el artículo Resisting the Seductions of Success de Harvard Business School, el profesor Joseph Badaracco sostiene que el estudio de estos casos nos permite obtener una comprensión más acabada de la esencia del liderazgo.

En líneas generales, señala Badaracco, el líder busca éxito y reconocimiento. Sin embargo, ¿es realmente eso? En muchos casos, cuando alcanza su objetivo acaba por darse cuenta de que, en realidad, todas aquellas idealizaciones del triunfo no eran más que figuras imaginarias. ¿El resultado? Un profundo vacío y fuertes presiones por evadirse.

Durante un tiempo, el trabajo se convierte en una suerte de “anestesia psicológica”. En medio de interminables reuniones, el ejecutivo “workaholic” no se da cuenta de que su vida interior comienza a secarse y sus instintos saludables crecen retorcidos. Estos exitosos hombres de negocios acaban por convertirse en actores dentro de una película. Sus acciones acontecen como si estuvieran guionadas. Actúan exactamente como el mundo espera que lo hagan.

En algunos casos, advierte el especialista de Harvard, llega un momento en que la bomba de tiempo acaba por estallar. Cuando la presión se vuelve excesiva, la seducción de las vías de escape se vuelve insostenible. Y estas vías pueden adoptar una gran variedad de formas: desde una simple renuncia hasta el suicidio.

En definitiva, el éxito sólo había enmascarado sus problemas. Bajo el bálsamo, habían ido creciendo como una bola de nieve. Tony, por ejemplo, no encontró otra alternativa que cometer un crimen para sentirse vivo. Ahora pregúntese: ¿estoy viviendo en piloto automático? ¿Estoy actuando sólo de acuerdo a lo que la sociedad espera de mí? En resumen, más allá de mis logros profesionales, ¿estoy siendo feliz? Ante cualquier señal de alarma, busque ayuda. Uno nunca sabe si acabará sufriendo el mareo del éxito.