Inicio Empresas y Negocios Qué sectores otorgaron las mayores subas salariales

Qué sectores otorgaron las mayores subas salariales

La puja salarial es cada vez más intensa y el “techo Moyano”, que intentaba contener los aumentos salariales en torno al 20%, han quedado en la historia. De esta manera, el aumento imparable de precios se convirtió en el principal problema que tienen que enfrentar tanto los consumidores como los empresarios, con mucha presión por el alto costo laboral.

Este escenario coincide con lo que viene pasando en los últimos años. Tal como sucedió en 2007, cuando la pauta salarial fue insuficiente, se espera que en los próximos meses muchos acuerdos cerrados hayan sido superados por la inflación y se tengan que reabrir las negociaciones.

Además, hay que tener en cuenta que algunas ramas de la industria ya se encuentran muy por encima del porcentaje deseado por el Gobierno. “En la estrategia oficial, el rol de la CGT es importante, y la reelección de Hugo Moyano al frente de la central sindical es un elemento a considerar. Sin embargo, el frente interno está menos homogéneo y una minoría liderada por Luis Barrionuevo ya se separó de la conducción central”, explicó Ecolatina en su último informe.

Ranking de incrementos
El sector que lideró los incrementos de sueldos en el primer trimestre del año fue el de la construcción. En este caso el salario formal trepó hasta 32,5%, a tal punto que la actividad ha sufrido en los últimos meses una fuerte caída, motivada especialmente, por el alza de costos.

El rubro que le sigue en aumento salarial es el de bienes y servicios, con un promedio de 26,6 y 25.8% respectivamente; mientras que el de menor aumento es Hoteles y Restaurantes, con un 20 por ciento.

El costo laboral real para el conjunto de las compañías ya era, en los primeros meses del año, un 10% más alto que antes de la devaluación. Incluso, en el sector de los servicios los superaba en un 25%, según el economista y director de SEL Consultores, Ernesto Kritz.

Otros incrementos
Esta realidad mantiene en vilo a los empresarios que no solo tienen que hacer frente a los salarios, sino a otro largo listado de incrementos de costos que afectan su rentabilidad.

En cuanto a los aumentos que hay que considerar actualmente se destacan el servicio de catering para empresas (comedor para empleados), impulsado por las fuertes subas en los alimentos, principal insumo del rubro. “El alza acumuló un aumento de 11% en los últimos cuatro meses”, explicaron en Ecolatina.

Otro componente de mucho peso es la medicina prepaga. Aquellas compañías que proveen a sus empleados de servicios de atención médica, vieron incrementar sus gastos en torno a 32% durante el último año, y se anuncian nuevas subas (entre 10 y 17%) para los próximos meses.

Los costos de logística también se modificaron con un incremento de 35% anual, afectados por el alza en los combustibles. El gasoil, que representa el principal insumo del transporte de carga automotor, sufrió subas cercanas al 34% en los últimos 12 meses, evidenciando claros signos de aceleración desde abril.

Impacto de los alquileres
Afrontar los gastos de alquileres ya sea de oficinas o depósitos sumó a los empresarios un cambio importante en sus balances. En el primer caso, no solo que tuvieron incrementos por encima de 24%, sino que la poca disponibilidad los ha llevado a cerrar contratos cada vez más altos.

Otros gastos tienen que ver con las tarifas de electricidad y gas para empresas, que si bien no presentan subas excesivas, los planes de castigo aplicados por el gobierno por exceso de consumo (Plan Energía Plus) elevan el costo final. Esto se da especialmente en empresas con alta dependencia energética, como aquellas productoras de bienes.

Desde el punto de vista financiero, la crisis de confianza desatada a partir del conflicto con el agro y la masiva salida de capitales han generado una suba generalizada en las tasas de interés. Tal el caso de la tasa prime (préstamos a empresas de primera línea), que se ubica en 23,8% anual, casi triplicando los niveles registrados en junio del año pasado. Obviamente la situación para empresas de segunda y tercera línea es mucho más compleja.

Cambios en la demanda
Una de las primeras decisiones de las compañías, ante la suba de costos, es trasladar a precios. Esto influye en la demanda, que después de un proceso de desaceleración vivido durante los últimos cuatro meses ya no está dispuesta a pagar cualquier precio por un producto.

“Este punto es importante para entender en qué medida puede desacelerarse la inflación en un contexto de enfriamiento del consumo, donde el empresario tendrá una menor rentabilidad por el lado de la rotación de productos vendidos; pero ¿qué hará con el margen unitario? Si las empresas elevan los precios corren el riesgo de resentir aún más la venta de unidades. La clave aquí es el efecto neto sobre la rentabilidad: si la demanda es inelástica a la suba de precios puede esperarse que haya ajustes adicionales de precios, pero no así en el caso contrario”, señalaron en Ecolatina.

Así, la pérdida de rentabilidad que deben afrontar las compañías se agrava en los casos en los que no pueden trasladar los incrementos de sus costos laborales –sobre todo salariales- a los precios de los bienes y servicios que producen.

Para evitar, o al menos disminuir la pérdida de rentabilidad, estos sectores se ven obligados a incrementar su volumen de ventas a un ritmo que no siempre el mercado les permite. Esta situación se torna incluso más preocupante en las firmas vinculadas al sector de los servicios, dado que al emplear importante dotaciones de personal, los salarios son el principal componente de sus costos laborales.

Perspectivas en ascenso
De acuerdo a la última encuesta realizada por SEL Consultores entre 200 empresas líderes, para este año las compañías esperaban un aumento de remuneraciones del 23,1%. No obstante, Kritz adelantó que en los resultados de la próxima medición podría existir “una revisión al alza”.

Hace poco más de un año, en febrero de 2007, este estudio indicaba que los empresarios estimaban que los aumentos iban a rondar el 20,7 por ciento. Hacia diciembre, las subas efectivas fueron, en promedio, del 22,8 por ciento.