Inicio Empresas y Negocios Recluirse en un monasterio, lo último para combatir el estrés

Recluirse en un monasterio, lo último para combatir el estrés

¿Habitaciones en hoteles de lujo con sauna y gimnasio? ¿Reuniones a la orilla de playas paradisíacas aderezadas con música chill out y mojitos? Nada más lejos de la realidad. Las nuevas tendencias en organización de eventos y programas de formación para ejecutivos, en Europa, discurren por derroteros muy diferentes. Por los de la austeridad, el silencio y la espiritualidad. Cada vez son más los monasterios y conventos alemanes que ofrecen programas para empresarios y altos cargos o ponen sus instalaciones al servicio de grandes empresas y consiguen así mejorar su situación financiera.

Es el caso del convento salesiano de Zangberg, en la región de Baviera. La empresa alemana BSH, que desarrolla y fabrica electrodomésticos para compañías como Bosch o Siemens, decidió hace siete años dejar a un lado los hoteles y buscar otro enclave para celebrar sus conferencias y programas de formación, tal como consigna un artículo publicado por el diario español El Economista.

Y lo encontraron en este convento de cuya reforma se hicieron cargo. Ahora tienen derecho a utilizar parte de sus instalaciones en exclusiva durante cinco años y han encontrado la atmósfera ideal para sus actividades de formación.

Más rentable que un hotel
“Es más rentable que un hotel y tenemos ventajas que no tendríamos de otra manera”, explica al El Economista el director del departamento de personal de BSH, Klaus Diefenbach. Son las propias hermanas salesianas quienes se encargan de preparar las comidas y acondicionar las 40 habitaciones espartanas en las que no hay televisión ni teléfono, sólo lo imprescindible: una cama, una mesa y una silla.

El convento se encuentra además en plena naturaleza, lejos del mundanal ruido y en un enclave perfecto para practicar actividades como nordic walking.

Esas mismas ventajas ofrece el monasterio de Bursfelde, en el centro del país, uno de los tres enclaves alemanes en los que se desarrollan los seminarios Benedict for Management.

Esta iniciativa privada pretende aplicar las enseñanzas de Benedicto de Nursia a los retos y situaciones a los que se enfrentan los ejecutivos en su vida laboral diaria.

“Hay una gran tasa de desorientación entre los directivos: por un lado cuentan con el éxito pero por otro se encuentran solos”, señala al periódico español Ricardo Wiedenbrüg, uno de los responsables de los seminarios.

En sus sesiones, Benedict for Management reúne durante varios días a una docena de ejecutivos de diferentes ámbitos y les ayuda a ubicarse en su entorno y a autoexaminarse. En esta tarea colabora el silencio y quietud de estos edificios centenarios. “Hay otra atmósfera”, afirma el Dr. Stephan Brungs, directivo de Volkswagen y participante en uno de los seminarios.

Para Brungs “el monasterio y el ambiente ofrecen más tiempo y tranquilidad para pensar sobre cierto temas”. Además el ritual monacal ayuda a estructurar la jornada. Los participantes realizan las mismas pausas que los monjes benedictinos y se reúnen con ellos, aunque no necesariamente para rezar.

El momento de oración –tal como consigna el matutino- puede emplearse bien para reflexionar o simplemente para disfrutar del silencio. A pesar del entorno y de los ejercicios de meditación y percepción, “no se trata de una actividad religiosa”, subraya Wiedenbrüg, “sino espiritual, como cualquier otra necesidad del ser humano”.

Fue precisamente ese aspecto el que sorprendió a Mathias Vering, director de proyectos de SAP, empresa para la que trabaja desde hace 17 años. “Tenía miedo de que se tratase de una actividad esotérica de autoayuda”, explica a El Economista Vering, que se encontró sin embargo con un programa “nada doctrinario y en un ambiente sereno y muy humano”.

El informático pudo además sacar especial partido a las conversaciones que mantuvo con sus compañeros de experiencia. Aunque se trata ante todo de una experiencia personal, Vering tuvo la oportunidad de conocer a directivos de áreas completamente diferentes pero que se habían visto confrontados con retos y situaciones similares a la suya.

“Todavía sigo en contacto con alguno de los participantes”, asegura el especialista en software, que no duda en recomendar su experiencia a otros directivos: “Ayuda a concentrarse en los valores y a permanecer fiel a uno mismo”.

Costear gastos
En su caso, Vering acudió a Bursfelde por iniciativa propia, pero grandes empresas como Siemens, Daimler Chrisley o Volkswagen costean a sus ejecutivos los entre 1.000 y 2.000 euros que cuesta pasar entre dos y cinco días en Bursfelde. Para las congregaciones, tanto católicas como evangélicas, este nuevo uso de sus instalaciones supone una forma de costear gastos. “Están luchando por su supervivencia”, señala al matutino Diefenbach, que se ocupó de la reforma de Zangberg.

En algunos casos los priores y abades germanos han conseguido mucho más que sacar adelante las finanzas de sus congregaciones. En el monasterio de Andechs todo comenzó con la tradicional comercialización de cerveza que elaboran los propios monjes. Cuando se hizo cargo de las finanzas del monasterio, el prior Anselm Bilgri consiguió duplicar las ventas y además amplió la cesta de productos de Andechs: queso, hierbas y pronto también libros de cocina.

El siguiente paso fue el salto a los medios de comunicación y la publicación de un libro destinado a ejecutivos. Tras desavenencias con el nuevo abad de Andechs, el padre Bilgri se tomó primero un año sabático y finalmente decidió fundar su propia consultoría en la que intenta orientar a las empresas a una forma de trabajo basada en valores.