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Se profundiza la falta de productos en las góndolas

No hace falta ser un economista o un especialista en consumo para darse cuenta. Cualquier ama de casa que hizo sus compras en los últimos días pudo comprobar cómo la combinación de inflación, controles de precios y demanda exportadora se tradujo en un faltante de productos que cada vez afecta más rubros.

Un proceso parecido se había registrado el año pasado, primero, con la leche, y después, con la carne. Sin embargo, esta vez la (mala) noticia es que no se puede hablar de un rubro puntual, sino de un fenómeno cada vez más generalizado. Si bien los especialistas opinan que es muy temprano para hablar de desabastecimiento, alertan sobre que los faltantes de mercaderías se pueden profundizar durante las próximas semanas, en la medida en que las condiciones que los produjeron no se modifiquen.

La categoría en la que la falta de oferta es más evidente es la de aceites. A principios de la semana, las góndolas de Cocinero, Natura y Marolio estaban cubiertas en un 20% o menos de su capacidad, y la mayoría de las cadenas había implementado un límite de compras para este artículo, aunque en las últimas 48 horas la situación tendía a normalizarse. En el caso del aceite, la falta de producto se explica por una conjunción de menor producción local, por factores estacionales y por una demanda internacional en alza. Desde la salida de la convertibilidad, en enero de 2002, el aceite fue uno de los artículos de consumo masivo que más aumentó.

Según las cuestionadas estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en poco más de seis años, la categoría “aceites y grasas” acumula una suba del 217,8%, que duplica la inflación oficial, que en el mismo período llegó al 105,6 por ciento. Consciente del problema, en noviembre de 2006 el Gobierno implementó una regulación por la cual las grandes aceiteras reciben un subsidio con el objetivo de mantener fijo el precio interno del aceite envasado y, de esta manera, evitar que los productores vuelquen toda su producción al exterior.

El acuerdo fue ratificado en junio pasado, cuando los productores firmaron un convenio por un plazo de un año en el que se comprometieron a abastecer el mercado y mantener los precios dentro de un sistema de bandas, y a cambio recibieron $ 5 millones de parte del Gobierno. Las medidas, sin embargo, no está dando el resultado oficial esperado. En las últimas semanas, las cadenas de supermercados y los mayoristas sostienen que la entrega de este producto registró caídas de entre el 30 y 60%, según el proveedor. El proceso se inició con el aceite de girasol, aunque en las últimas semanas fue extendiéndose a otras variedades.

Por otra parte, las grandes refinadoras sostienen que están entregando los mismos volúmenes que el año pasado, aunque el problema que se presenta es que la demanda está en ascenso. “En líneas generales, hay un aumento de la demanda y el problema que enfrentan los supermercados es que se están entregando los mismos volúmenes del año pasado. La mayoría de las cadenas está trabajando con stocks más reducidos, lo que a su vez provoca que un cliente no encuentre el producto o la marca que busca cuando va a hacer la compra”, explicó Juan Vasco Martínez, director general de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), cámara que reúne a las principales cadenas del sector.

La falta de productos se hace sentir con más fuerza en los comercios más pequeños, que tienen un poder de negociación con el proveedor mucho menor que, por ejemplo, Carrefour o Wal-Mart. “A pesar de los subsidios, en el mercado interno es cada vez más difícil encontrar marcas líderes como Natura o Cocinero. Con el argumento de que no es la temporada del girasol, las empresas están restringiendo las entregas y por cada pedido de veinte cajas te venden sólo una”, se quejó Miguel Angel Calvete, secretario de Casrech, la entidad que agrupa a la mayoría de los casi 4000 autoservicios chinos que operan en el país. Off the record , desde una cadena de supermercados líder confirman las dificultades en materia de abastecimiento que enfrentan los comercios más chicos. “Los fabricantes están aplicando cuotas en las entregas, que se las reparten básicamente a las grandes cadenas. Igualmente, los supermercados tuvimos que imponer límites a la venta de aceites, porque estamos trabajando con stocks más pequeños. Históricamente, en este rubro, las cadenas operábamos con stocks para quince o veinte días en los depósitos y hoy, con toda la furia, estamos en un promedio de cinco o siete días”, explicó un ejecutivo del sector.

La falta de producto es notoria en el caso del aceite, pero no es el único rubro que muestra lo que podrían ser los primeros síntomas de desabastecimiento. “Todos los mayoristas están trabajando con faltantes en alimentos y limpieza. Lo que sucede en el aceite es una tormenta perfecta, porque se combinan la menor producción y la mayor demanda, no sólo por parte de la industria alimenticia, sino también de los biocombustibles, pero más allá de este producto puntual, el problema en la entrega es cada vez más generalizado”, precisó Alberto Guida, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores de Autoservicios Mayoristas (Cadam).

Otros rubros
El diagnóstico es compartido por las asociaciones de consumidores, que directamente culpan a los fabricantes y a los supermercados de maniobras especulativas. “Lo que estamos viviendo es típico de los tiempos en los que se acelera la inflación, y las empresas prefieren retener el producto, porque saben que más adelante van a poder venderlos a precios más altos”, explicó la titular del Centro de Educación al Consumidor (CEC), Susana Andrada. Este es un listado, seguramente incompleto, de rubros y categorías en los que en los últimos días se registraron faltantes de productos en los comercios porteños y del interior.

Jugo de limón: en las últimas semanas, los supermercados del interior habían alertado sobre la falta de entrega de este producto y ahora el problema está llegando a Buenos Aires. En Coto de Barrio Norte, ubicado en French al 2400, el jueves último por la mañana el área de la góndola destinada a este producto estaba completamente vacía y, con matices, los faltantes se repiten en otros comercios. Los supermercados dicen que la menor entrega se explica por una causa muy simple: desde principios de año, el precio del limón se disparó y a los fabricantes de jugo no les resulta negocio envasar el producto, si antes el Gobierno no les autoriza un aumento de precios en el mercado interno.

Agua mineral: en este caso, no se puede hablar de góndolas vacías y todos los supermercados visitados por LA NACION en los últimos días contaban con el producto. Sin embargo, varias góndolas, como las de Carrefour, de Ugarte al 1900, en Olivos, mostraban claros no habituales y en la mayoría de los casos la oferta no era completa en materia de marcas y presentaciones.

Galletitas: al igual que lo que sucede con el aceite y con los limones, la suba en el precio internacional de la materia prima -en este caso, el trigo- está impactando en la oferta local de productos derivados de la harina. Si bien los claros en las góndolas son mucho menores que los que se encuentran en los estantes destinados a los aceites, a los consumidores les es cada vez más difícil encontrar algunas marcas de galletitas de agua. Los comerciantes, además, se quejan de que el proceso de concentración de este rubro en dos grandes jugadores (Nabisco y la alianza Bagley-Arcor) no juega a favor a la hora de asegurar un normal funcionamiento del mercado y el cumplimiento de las reglas de la oferta y la demanda.

Tapas para empanadas: es otro de los productos respecto de los cuales en las últimas semanas se multiplicaron las denuncias acerca de faltantes. En este caso, sin embargo, no se pueden achacar los problemas de abastecimiento a los controles de precios o a la mayor demanda exportadora, sino al incendio que en enero afectó la planta de La Salteña, empresa que es líder en este negocio. Por este siniestro, la compañía controlada por el grupo General Mills tuvo que suspender durante un mes y medio la producción y sólo en los últimos días anunció que estaba comenzando a normalizar la entrega de producto. La pasajera desaparición de La Salteña de las góndolas se tradujo en una mayor demanda de sus competidores, que igualmente no alcanzaron a cubrir el terreno libre.

Artículos de tocador y limpieza: este rubro no se ve afectado por la suba en los precios internacionales de las commodities , sino por los límites cada vez más cercanos que enfrentan la mayoría de los fabricantes locales en materia de capacidad de producción. Las inversiones necesarias para ampliar las plantas son millonarias y, en voz baja, los empresarios del sector admiten que no es fácil convencer a los directorios de sus compañías -que en muchos casos se encuentran en el exterior- de embarcarse en este tipo de proyecto en una economía cada vez más regulada y con mayores controles de precios.

Gelatinas: en Jumbo, de Almagro, la oferta y variedad de mermeladas se redujo notablemente en las últimas semanas y, como sucede en un número cada vez mayor de rubros, el incremento en la demanda no se tradujo en una multiplicación de las presentaciones y marcas, algo que era común en los noventa. Por el contrario, lo que se percibe en muchas categorías es que la oferta disponible se está reduciendo en forma paulatina, ya que con los controles de precios muchas empresas se quejan de que cuánto más venden, menos ganan.

Leches: tras los graves problemas de abastecimiento que se vivieron en el invierno pasado, la entrega se normalizó, y hoy los supermercados y autoservicios muestran góndolas completas de productos de SanCor, La Serenísima y las marcas más importantes. Sin embargo, las que no volvieron al mercado son las segundas marcas. Estas líneas más baratas eran elaboradas por las principales empresas del sector, que al contar con menos materia prima prefieren concentrar toda la producción en sus marcas líderes.