Inicio Empresas y Negocios ¿Servirán los “bancos malos” para superar la crisis?

¿Servirán los “bancos malos” para superar la crisis?

Los ministros de Finanzas de la zona euro se reunieron este lunes en Bruselas para analizar el estado de las economías europeas y el plan de relanzamiento económico, que deben aprobar los jefes de Estado o de gobierno de la Unión Europea (UE) en marzo.

Un punto central será el análisis de un informe de la Comisión Europea (CE) sobre cómo hacer desaparecer los “activos tóxicos” que contaminan los balances de numerosas entidades financieras europeas.

Hasta ahora las ayudas a la banca se han centrado en la recapitalización de las entidades y la concesión de garantías públicas sobre los préstamos interbancarios, que debería favorecer el restablecimiento de la confianza entre las entidades y poner de nuevo en marcha el mercado financiero.

Pero el crédito sigue sin llegar de forma contundente a las empresas y a los ciudadanos, por lo que se estudian nuevas iniciativas, entre ellas la creación de lo que se ha denominado “bancos malos”, donde se acumularían ese tipo de activos para dejar a lass entidades con un balance saneado.

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, ya se ha pronunciado sobre la necesidad de estudiar esta alternativa. Sin embargo Almunia reconocía, que es “una posibilidad complicada cuyas consecuencias que no están exenta de riesgos”.

La idea, según explicó el viernes pasado la Comisión Europea a través del departamento de la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, es que será el propio Ejecutivo comunitario el que inicie la discusión con la presentación de las diferentes opciones posibles para que los bancos se deshagan de estos elementos que están dificultando su normal funcionamiento, imprescindible para la recuperación económica.

El comisario europeo de Mercado Interior, Charlie McCreevy, ya ha advertido que el mercado del crédito no se recuperará mientras no se tome una decisión común sobre los “activos tóxicos”, fundamentalmente productos derivados e hipotecas de alto riesgo, precisamente el germen que desató la crisis financiera y que después se extendió al resto de la economía.

Reino Unido y Alemania ya han adelantado que están a favor de cualquier tipo de iniciativa que suponga dar una solución a los «activos tóxicos», incluida la de la creación de “bancos malos”.

La idea ahora es que se pueda llegar a un consenso para que todos los países europeos que estén en esta situación puedan adoptar la misma medida, de manera que se quiebren lo menos posible las reglas del juego comunitarias.

No es necesario tener miedo a la creación de bancos malos, afirmó Daniel Gros, director del Centro de Estudios de Política Europea a Financial Times.

Hasta hace poco, parecía que la mejor manera de apoyar el sistema bancario era simplemente recapitalizar una a una a las instituciones que habían sufrido grandes pérdidas, dice Gros. Pero ese enfoque puede funcionar sólo si las pérdidas pueden ser claramente identificadas, agrego.

Esta iniciativa cuenta con el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que advirtió que la economía global podría sufrir una caída más severa si los Gobiernos no emprenden rápidamente acciones para reparar el sistema financiero, eliminando los activos en problemas de los balances de bancos.

“Si no se restaura la salud al sector financiero, no será posible una recuperación duradera”, dijo el FMI.

El organismo señaló que purgar a los bancos de las deudas incobrables al transferir los activos tóxicos a un “banco malo” sería costoso, pero señaló que esas medidas se habían intentado y probado en crisis anteriores y habían funcionado.

El plan de Obama
Las medidas que está tomando el presidente de EE.UU., Barack Obama, sobre los mercados financieros también van en ese sentido, ya que el plan ideado por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, incluiría la creación de esta figura.

Para la creación de esa entidad, el Tesoro estaría pensando en asociarse con el sector privado. La idea es que las entidades privadas también puedan comprar activos tóxicos, y en el futuro beneficiarse si esos instrumentos suben de precio. Voces en contra a su creación.

El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz aseguró que cualquier decisión que tome el presidente norteamericano sobre el denominado “banco malo” para eliminar los activos tóxicos de las compañías, significará un fuerte crecimiento de la deuda pública de su país

En el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, Stiglitz opinó que el plan significaría canjear el dinero proveniente de la recaudación de impuestos por “basura”, informó la agencia Bloomberg. Pero esta no fue la única voz en contra de la idea, ya que la misma dividió opiniones de los economistas presentes en Davos.

George Soros, en tanto, señaló que no es la medida que va a dar vuelta la situación y que va a hacer que los bancos vuelvan a prestar.

En un artículo de The Wall Street Journal Soros reconoce que Obama tiene poco margen de actuación para recapitalizar los bancos por culpa del “arbitrario y erróneamente considerado” modo de poner en práctica el famoso plan de rescate TARP, el de los u$s700.000 millones, que impide al nuevo Gobierno pedir más dinero al Congreso para rescatar a la banca.

Además, el agujero en el balance de los bancos es mucho más grande ahora que cuando se aprobó el TARP, porque los activos -inmobiliarios, financieros y préstamos- de los bancos han seguido deteriorándose y su cotización en bolsa no ha dejado de caer.

A su juicio, ya hacen falta u$s1,5 billones para recapitalizar adecuadamente los bancos. Dado que su capitalización global que ha caído a u$s1 billón, surge el espectro de la nacionalización, que provoca rechazo político y hasta cultural en EE.UU.

Para evitarlo, Obama piensa usar u$s100.000 millones del TARP para crear el banco malo que adquiera los activos tóxicos que tienen en balance los bancos. Esa cantidad se apalancará diez veces por parte de la FED, lo que dejará su poder de compra en u$s1 billón. No es suficiente, pero sí bastante.

El problema, a juicio de Soros, es que el banco malo sólo es útil como una medida provisional, y además hará más difícil conseguir la financiación necesaria para una recapitalización propiamente dicha en el futuro.

Que es un “banco malo”
Es una fórmula que dio resultado en Suecia allá por 1992, cuando la crisis inmobiliaria y la morosidad pusieron al borde de la quiebra a cinco de los siete grandes bancos. Con un aluvión paralelo de desocupación. Un caso calcado al que viven varios de los países más industrializados del mundo.

El Estado sueco creó un banco malo, “bad bank”, en el que se depositaron los activos basura de la banca, y el propio Estado entró temporalmente en el paquete accionario, como ahora hizo el Reino Unido.

Al mismo tiempo se creó un organismo para supervisar a los bancos que necesitaban recapitalizarse, como ahora ha hecho Francia, y otro para vender los activos malos segregados de los bancos. Y funcionó.

¿Pero es una buena idea crear tal tipo de banco?, se pregunta un análisis del medio especializado CincoDías. No hay consenso, afirma, y la ingeniería del mismo es compleja.

Un banco malo no es exactamente un banco porque no opera como tal, dice. En realidad, es una especie de depósito de algo que hoy no vale esperando que vuelva a valer.

Sería crear una entidad que compraría los activos tóxicos que ahora tiene la banca privada pesando en sus balances e impidiéndole – según sus voceros – prestar dinero a empresas y personas, y guardarlos hasta que éstos lleguen a término o puedan venderse en el mercado cuando vuelva la liquidez, señala CincoDías.

Quienes apoyan esta salida creen que sacando a los bancos de ese peso muerto el sistema recobrara la confianza de los inversores y permitiría comenzar a que el crédito fluya a la economía real que hoy se queja que se ayuda a los bancos y estos no prestan.

La solución del banco malo está muy bien explicada en un artículo de David Roche (durante muchos años jefe de estrategia de Morgan Stanley y ahora presidente de su firma independiente) publicado en The Wall Street Journal.

Roche parte de que la nueva fase de la crisis probablemente acabará con la nacionalización de los principales bancos en todos los países, por culpa de las causas de la crisis: el consumo desaforado, el exceso de endeudamiento y la financiación del festín mediante la creación ilimitada de liquidez.

Entender estas causas explica por qué es tan difícil solucionar esta crisis.

“Desesperados por preservar el valor de unos activos inflados por esta enorme burbuja de liquidez, los políticos han rechazado la solución dolorosa.

Las inyecciones de liquidez, los planes de rescate, la garantía de los depósitos y los paquetes de estímulo fiscal intentan sostener los precios de los activos, cuando lo que hace falta es que caigan hasta su valor real para que puedan ser limpiados. Los políticos sólo han prolongado la crisis”, explica este analista.

“Debe obligarse a los bancos a descubrir sus activos tóxicos (unos u$s300.000 millones en Alemania y u$s800.000 millones en EE.UU.), que deben ser amortizados a precios de mercado, con el impacto para los accionistas y los bonistas, pero no para los depositantes. Si eso implica que la mayoría de los bancos son insolventes, que así sea”.

¿Y cómo se hace eso? Para llevar a cabo esa tarea, se puede crear un banco malo como hicieron los suecos. Este banco malo limpia los activos tóxicos de los balances del sistema bancario al comprarlos a precios de mercado y al obligar a los bancos a amortizarlos.

Hay dos variantes de este banco malo:

* El buen banco malo obliga a los bancos a amortizar esos activos y a limpiar sus balances, y aquellos que son insolventes son recapitalizados, nacionalizados o liquidados por el Estado;

* Pero también es posible usar al banco malo para comprar los activos tóxicos a precios inflados para que el banco puedan empezar a prestar dinero de nuevo (ése es el mal banco malo).

Sin embargo, los políticos en Europa y EE.UU. han rechazado la creación de un buen banco malo, pese a que la crisis está entrando en su tercer año, a que las medidas adoptadas hasta ahora no han servido y a que los bancos siguen ahogándose en pérdidas y hundiéndose en bolsa.

Roche se lamenta especialmente por la oportunidad perdida por el Gobierno británico con su segundo plan de rescate. En vez de crear un banco malo, ha optado por un aseguramiento público de los activos tóxicos que les quedan, a cambio de una prima del 10% de esos activos.

Lo cual implica que los contribuyentes asumen el riesgo del 90% restante y que los activos permanecen en el balance de los bancos, aunque ya no corren riesgos por su exposición a ellos.

Finalmente, este analista ataca duramente a los políticos por obcecarse en que la salida de la crisis pasa por una reactivación del crédito (porque quieren mantener vivo el endeudamiento y el consumo), cuando lo que hace falta es todo lo contrario: el famoso desapalancamiento y la vuelta al ahorro.

“Y eso no se puede alcanzar sin dolor”, sentencia. A su juicio, lo que está provocando el desapalancamiento y el agravamiento de la recesión no es la falta de oferta de crédito, sino la de demanda; por tanto, ni siquiera la expansión del crédito que pretenden los políticos servirá para reactivar la economía.

“Si no se adopta la solución del buen banco malo, el sistema seguirá tan corrupto como antes. Los activos malos seguirán chupando recursos del sistema económico en forma de prestatarios zombis, mala distribución y precio distorsionado del capital, deuda pública y déficits