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Un panorama mundial de la Responsabilidad Social Empresaria

Hacia el año 2000, las grandes empresas multinacionales empezaron a comprender que la inestabilidad política, la corrupción y el malestar social de los países en vías de desarrollo no quedaban confinados únicamente al interior de sus fronteras sino que afectaba de varias maneras a los mercados ricos.

Los organismos políticos supranacionales, por su parte, empezaron a reconocer la necesidad del apoyo de las empresas para lograr los “Objetivos del Milenio”, iniciativa de las Naciones Unidas con el fin de erradicar la pobreza en el mundo.

Una muestra de este reconocimiento es la iniciativa del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, presentada por Kofi Annan en 1999 ante los grandes empresarios internacionales reunidos en la Cumbre Económica Mundial de Davos.

Firmar esta iniciativa supone, para la empresa, incluir diez principios (incluyendo respeto a los derechos humanos, laborales, medioambientales y contra la corrupción) en todas sus operaciones, independientemente del país donde se realicen.

El objetivo final es que las empresas establezcan limitaciones voluntarias a su proceder, en entornos donde la fragilidad de las instituciones o la falta de recursos de control podrían incitar a comportamientos contrarios a un mundo más humano y sostenible.

Pero, ¿cuán profundo han calado estas reflexiones en las organizaciones de las distintas regiones de la Tierra?

Europa

En la Europa de los países avanzados, el concepto de Responsabilidad Social ha adquirido mucha fuerza entre las grandes empresas (e incluso se observan algunos tímidos progresos entre las pequeñas y medianas firmas más innovadoras).

La adhesión a organizaciones solidarias, la firma del Pacto Mundial de la ONU y la aceptación de compromisos con asociaciones del tercer sector están produciendo un cambio en el paradigma de gestión de muchas empresas.

A pesar de que, en muchos casos, todavía es una cuestión de “comunicación” (o de marketing), hay evidencias de que, en muchos consejos de administración, el tema se trata con interés y se buscan soluciones adaptadas a las circunstancias de cada compañía.

Estados Unidos

En los Estados Unidos, la aceptación del concepto de Responsabilidad Social Empresarial ha sido más tibia y muy asociada al concepto de “sustentabilidad”, relacionado con los problemas medioambientales y, en particular, con el cambio climático.

Enfrentar ciertos costos o inversiones ambientales es una práctica frecuente en ciertas industrias que podrían verse seriamente afectadas por el cambio climático (como las aseguradoras, inmobiliarias y parques de ocio).

No obstante, el número de empresas estadounidenses que han suscrito los principios del Pacto Mundial ha sido relativamente bajo.

América Latina

En Latinoamérica, el reflejo de este movimiento internacional presenta algunos matices diferenciadores.

La preocupación de las empresas sobre temas de RSE tiende a orientarse hacia la acción social. En general, desarrollan programas de ayuda a las personas más desprotegidas de su entorno operativo como las comunidades locales.

La protección medioambiental, por su parte, es más recurrente en negocios vinculados con actividades extractivas. En este marco, son reveladores los casos de la Compañía Minera Antamina y Cementos Lima.

Sin embargo, para que estos programas sean sostenibles y evitar que deriven hacia un excesivo paternalismo protector, es importante que las empresas en el entorno latinoamericano evolucionen desde el paradigma de la filantropía genérica hacia el de la filantropía estratégica.

Es decir, un enfoque donde la ayuda suministrada esté más relacionada con la actividad propia del negocio y menos con las necesidades y carencias del entorno en que actúa.