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El viento de cola que sopla en el mundo define un nuevo escenario para la Argentina

El clima que se respira es otro. Existe consenso en que la caída de la economía mundial no será tan dramática como se vislumbraba meses atrás, cuando se la caratulaba como la peor crisis de la historia y se la comparaba con la de 1930 y se vaticinaba que el mundo iba a necesitar de varios años para luego iniciar su recuperación.

Los planes de salvataje aplicados por la principal potencia del mundo, la acción coordinada de varios países, la reducción del costo del dinero para inyectar liquidez a los mercados y otras acciones implementadas pusieron un piso al derrumbe global y en la actualidad los analistas vaticinan que lo peor ya pasó, que el repunte comenzará a finales de año y que en 2010 remontará vuelo suavemente.

Este cambio de escenario, del que ya diera cuenta iProfesional.com a principios de mes, no son más que buenas noticias para Argentina (ver nota: Un incipiente viento de cola vuelve a soplar a favor de la Argentina). El país podrá beneficiarse más rápidamente de la recuperación de la demanda externa y del repunte de los precios de los productos que exporta y le permitirá suavizar la recesión que castigó al país en la primera parte del año.

Los más optimistas creen que la mejora en la confianza del consumidor, el alza de los precios internacionales de la soja, la desaceleración de la salida de capitales, la baja del riesgo país y el freno en la caída de la actividad industrial durante los últimos meses permiten vislumbrar un rebote en el segundo semestre.

Si bien se reconoce que aún el Gobierno debe tomar decisiones que impliquen un ajuste del gasto público y que el Producto Bruto Interno (PBI) retrocederá este año, la peor parte ya pasó. En el segundo semestre, la caída mensual que viene sufriendo la economía se revertirá hacia un crecimiento.

Evolución de la economía
“Da la sensación de que en el primer trimestre tuvimos los peores números. Por lo menos, si uno mira los del sector industrial, el peor efecto de la crisis fue en el primer trimestre”, dijo el ex secretario de Industria Dante Sica a Radio 10.

¿Se puede esperar entonces un rebote para la segunda mitad del año? “El segundo semestre comienza a ser mejor”, respondió Sica.

Para su análisis, el experto se apoyó en las estimaciones que determinan que los EE.UU. comenzará a crecer a partir del último trimestre de este año, o a principios de 2010 y que el mundo desacelera su nivel de caída, de la mano del crecimiento de los países emergentes, en especial de China.

“Esto trae efectos beneficiosos para Argentina, porque mejora el nivel de demanda de las exportaciones y aumentan los precios de las commodities”, explicó.

El impacto que tendrá en el país la mejora de las condiciones internacionales frenará la caída del 0,4% mensual del PBI que viene registrando la consultora Orlando Ferreres (OJF) en los primeros seis meses del año.

Para el segundo semestre, Ferreres estima que mensualmente la economía pasará a crecer 0,5 por ciento.

Desde octubre pasado, el país lleva ocho meses de retroceso sin contar con herramientas de política económica, fiscales y monetarias, para poder salir de la recesión.

El país depende mucho de que el mundo juegue a su favor, y hoy se puede decir que lo peor de la crisis internacional está pasando: para el último trimestre, OJF espera un crecimiento nulo del PBI, después de haber acumulado una caída de 5,2% anual hasta mayo y de 6,5% en el tercer trimestre del año.

Para cuando finalice el año, el PBI se habrá contraído un 4%, según calculó OJF.

El mejor panorama que se vislumbra para el segundo semestre, que si bien no alcanzará para compensar la contracción registrada hasta el mes de junio, dejará el terreno preparado para que la economía crezca un 2,5% en 2010, según calculó la consultora Econviews.

El sector agropecuario y el contexto internacional le pondrán un piso al crecimiento del año que viene. Es decir, que el “yuyito” es el que ayuda, porque el principal canal de transmisión de la mejora en el comercio externo es el impulso de los precios de las commodities.

La soja cotiza por encima de los u$s400, registrando un alza superior al 25% en lo que va del año. Además, la mejora en la demanda mundial le dará más margen a la industria automotriz y a la siderúrgica para que coloquen sus productos en el exterior.

Industria
El mejor clima en los mercados de exportación y el repliegue del deterioro de las expectativas que afecta a la demanda interna estarían estabilizando la producción de manufacturas, tras el desplome del 9,6% sufrido en abril (interanual), según calculó la Unión Industrial Argentina (UIA).

“Cuando fue la fuerte caída del consumo, que empezó entre octubre y noviembre, producto tanto de la crisis como de problemas internos, la fabricación no se pudo ajustar a los nuevos niveles y no se sabía bien cuál era el piso de la caída del consumo, con lo cual hubo una fuerte acumulación de stock”, dijo Sica.

Hoy ve que en el segundo y tercer trimestre la producción industrial está en un nivel “muy inferior al año pasado, pero adecuándose a los niveles de la demanda”.

El ex secretario de Industria ejemplificó con la producción automotriz, uno de los sectores que más impulsaron al sector en los últimos años: “En enero se produjeron 14 mil autos y se exportaron 8 mil. Hoy ya estamos en valores de 42.000 a 45.000 autos, con exportaciones de casi 26 mil. Lejos de los 60 mil del año pasado, pero también muy distantes de los 14.000 de enero”.

Hay un poco más de luz en el sector industrial. El presidente de la UIA, Héctor Méndez, dijo hace una semana que la actividad fabril se encuentra en “un amesetamiento”.

Y evaluó que “las cosas están más detenidas, aunque no se observa el deterioro que había hace unos meses, no están tan mal”. Dos semanas antes, la entidad había relevado un alza del 1,9% en la actividad respecto de marzo, en la medición desestacionalizada.

Entre las ramas industriales, el economista jefe de Abeceb.com, Mariano Lamothe, señaló que la industria de alimentos se mantuvo estable. En tanto, la producción de acero, de automóviles y la metalmecánica se recuperan respecto de los niveles del primer trimestre.

La recuperación del consumo
Aún resta saber cómo afectarán las trabas a las importaciones en el futuro fabril. Pero Lamothe explicó que “si Brasil empuja, el mundo puede empezar a traccionar a un ritmo muy lento. La definición que falta es cuándo se reactivará el consumo”.

Esta variable explica el 60% del PBI argentino, es decir que la economía argentina crece gracias a las compras domésticas.

Por eso es importante la recuperación por segundo mes consecutivo del índice de confianza del consumidor que elabora la Universidad Torcuato Di Tella.

Tal como anticipara iProfesional.com, los resultados de las mediciones realizadas por The Nielsen Company revelaron que la compra de alimentos, bebidas, limpieza y cosmética, tras caer los dos primeros bimestres del año, dejó de dar resultados negativos y, en el período abril-mayo, se mantuvo estable.

“Es el primer bimestre del año donde vemos un quiebre. Si bien hay que esperar un poco más para hablar de tendencia, hay hechos que permiten pensar en una recuperación”, expresó María Cecilia Frka Grbin, gerente de Communications & Servicing para Argentina, Uruguay y Paraguay de Nielsen.

Para Sica, el “segundo semestre comienza a ser mejor”. Y explicó que “en Argentina falta, para poder ver el repunte del consumo, que se estabilice la salida de capitales”, que el año pasado fue de u$s23 mil millones, y afecta especialmente el nivel de compras de bienes durables.

“En la medida en que pasen las elecciones y el gobierno dé señales que calmen el nivel de desconfianza, esa plata atesorada y fuera del sector financiero debiera volver al consumo”, agregó Sica.

Eric Ritondale, economista de Econviews, coincidió en que “la fuga de capitales y las cuestiones institucionales y jurídicas son las que definen el partido del año que viene”.

Inflación
Lo que sí se sabe antes del resultado de los comicios es que el país atravesará un período de recesión con inflación. Aunque la tasa a la que crecen los precios se viene desacelerando por la caída de la actividad desde los picos que registró el año pasado, se ubica en un piso aún elevado, del 15%, según datos de OJF.

En el segundo semestre, la mejoría en el nivel de actividad contribuirá a frenar la tasa de inflación, que pasará a crecer a un ritmo de un 1% mensual promedio, según calculó Ferreres.
Ritondale estima una inflación anual del 16%. El especialista resaltó que incidirá la recomposición de las tarifas de servicios públicos, los aumentos salariales y la devaluación de la moneda local del 25% interanual -que encarece las importaciones- que finalmente se trasladarán a los precios.

Se relajó la tasa esperada de devaluación
La desaceleración de la salida de capitales y el superávit comercial, en mejores niveles a los previstos inicialmente, brindan un marco de mayor tranquilidad para el segundo semestre.

Estos datos – sumandos a una moneda local más barata en relación a otras de la región, que registraron una fuerte apreciación en estos últimos meses – le quitan presión al mercado cambiario y calman las expectativas devaluatorias.

Hay consenso entre los economistas consultados que el tipo de cambio a fin de año no superará los 4,10 pesos.

Para Lamothe, “en el período postelecciones se debería frenar un poco la salida de capitales”. De hecho, la dolarización de portafolios se viene desacelerando en los últimos tres meses.

Sin embargo, Ritondale estimó que se comprarán unos u$s18 mil millones este año, como refugio ante “cuestiones domésticas”. Por su parte, la proyecciones del Estudio Broda dan cuenta de una fuga cercana a los u$s17.000 M para 2009.

Cabe aclarar que, para que esto suceda, la cantidad de divisas que consumen las importaciones está siendo acotada por la contracción del nivel de actividad y por las trabas impuestas por el Estado para la aprobación de las licencias de importación. En mayo, las compras externas cayeron un 49% e hicieron que el superávit comercial creciera un 20% respecto del año pasado, hasta los u$s8.333 millones.

El mayor saldo comercial, le otorga mayor margen de maniobra al Central para mantener estable el tipo de cambio.

“El BCRA puede controlar el dólar y evita el movimiento brusco”, dijo Ritondale, quien prevé un dólar de $4,10 a fin de año.

Por su parte Ferreres espera una cotización en torno a $4 para diciembre y en línea con el tipo de cambio real multilateral, que refleja la paridad de equilibrio con los países socios comerciales, que en los últimos meses revaluaron sus monedas de la mano de la debilidad del dólar.

Superávit fiscal
A pesar de la ayuda externa, al país le queda una tarea pendiente: ajustar el nivel de gasto público tras la desacelerada recaudación fiscal. Si no lo hace, va camino al déficit hacia fin de año, aunque los expertos coincidieron en que el pago de la deuda puede afrontarse sin problemas.

La situación fiscal “está comprometida”, dijo Lamothe. “Si no se cambia el comportamiento actual, el superávit fiscal tiende a cero”. Según calculó, la recaudación crece al 15% y el gasto al 27%, siempre contando con los fondos previsionales estatizados.

En OJF prevén un superávit nulo, o un déficit del 1%, porque la caída de la actividad se consume la recaudación, en tanto que los subsidios siguen siendo elevados.

La situación externa resulta ser más benigna y el mundo vuelve a abrirle una gran puerta a los productos argentinos. Sólo resta esperar que la incertidumbre post-electoral no termine cerrándola y el país quede preso nuevamente de sus problemas internos.